En un principio fue el fútbol, hasta que aquella pelota redonda se transformó en ovalada y San Isidro en la "Capital del Rugby".
Todo comenzó con aquel grupo de entusiastas precursores del fútbol amateur en San Isidro integrado por Urien, Malbrán, los hermanos Becco, Giménez, Sackmann, Boggio, Vernet, Lavalle, Goodfelow, Guppy, de Martino, Franch, Tiscornia, los Meira, Bincaz, Yanón y otros que en los terrenos al pie de la barranca de los Tres Ombúes practicaban fútbol con tal fervor que solo las aguas empujadas por las sudestadas lograban quebrantar.
Aquellos pioneros -apadrinados por
Avelino Rolón- se animaron a solicitarle a don
Manuel Aguirre el préstamo de un terreno dentro de su dilatada chacra para practicar aquel deporte inglés, todavía no tan popular.
Bueno fue el resultado de la gestión, ya que a poco nació en tierras de los Aguírre el "Club de Football San Isidro", al tiempo que otros jóvenes ingleses o anglo-argentinos agrupados bajo el nombre de "San Isidro Football Club" también practicaban aquel deporte en terrenos del mismo benefactor situados en las cercanías de la estación.
Poco perduró esta rivalidad -si la hubo- por cuanto ambos clubes se fusionaron dando lugar al nacimiento del Club Atlético de San Isidro. Según lo relata Marcelo Lynch en su "Reseña histórica del Club Atlético San Isidro", la fusión se concretó formalmente en una memorable asamblea celebrada en el viejo Hotel Vignoles, el 14 de Octubre de 1902, resultando constituida la primera Comisión Directiva integrada por los señores Leonardo Hughes, J. Hudson, F. Franch, M. Vernet, J. Curtis, S. Kunz, R. de Martino, F. Tiscornia y F. Guppy.
Aquellos emprendedores cultores del fútbol, no alcanzaron a vislumbrar la trascendente proyección que esta incipiente institución tendría en el deporte nacional, cinco años después -en 1907- cuando el rugby (otro deporte inglés inventado hacía 80 años y cuyas reglas tenían poco mas de 30) hacía su aparición en aquellas canchas, junto con el criquet y más tarde el tenis, hockey, natación, etc.
Digamos que aquella iniciativa quedó definitivamente consolidada cuando el 31 de enero de 1923 doña
Victoria Aguirre, a instancias de
Rafael Cullen, a la sazón presidente del C.A.S.I., cedió generosamente los terrenos que hoy ocupa esta institución.
Largo sería exponer su trayectoria jalonada de triunfos que honran al deporte, a sus cultores y a la memoria de su benefactora.