Al igual que se puso en práctica en muchos lugares del mundo, la vuelta al juego en los campos de golf se realizó implementando medidas diversas para limitar los riesgos de propagación del virus causante del Covid19.
Uso de tapabocas, imposibilidad de usar los vestuarios, mantener la distancia prudencial sugerida con otros jugadores, son algunas de esas prevenciones.
Pero hay una que permite reducir el contacto con un lugar que la mayoría tocaba hasta el momento: el hoyo.
El golf es un juego sin contacto entre los jugadores, cada uno juega con sus elementos (palos, carro, bolsa, tees, bolas), pero en cada green todos al embocar su bola meten la mano en el hoyo para recuperarla, salvo quienes utilizan una suerte de sopapa montada en el palo que se utiliza en ese espacio (el putter).
Distintos modelos de sacapelotas o "ball hop" aparecieron en las canchas para que los jugadores no tengan contacto ni con el asta de la bandera ni con el interior del hoyo.
En el Boulogne Golf Club [Colectora Panamericana 5445, Boulogne], por ejemplo, el sistema elegido es un tubo plástico que rodea el asta y que levantado con el mismo palo permite sacar la pelota del hoyo con un movimiento sencillo y preciso. Un mecanismo que no entorpece el ingreso de la bola (hay otros modelos que pueden hacerlo).
Esta novedad facilita también la operatoria a quienes tengan alguna limitación para agacharse.
El regreso a las canchas es una gran noticia para los jugadores que, al menos en Buenos Aires, pasaron más de 5 meses sin las muchas ventajas que conlleva este deporte: agradable ambiente, largas caminatas en espacios abiertos y múltiples movimientos musculares, oxigenación y olvido, al menos por unas horas, de las preocupaciones.
