Pasó una nueva edición de la copa América y Chile, el anfitrión, se quedó con el primer puesto.
La definición frente al seleccionado argentino -que ya levantó la copa en 4 oportunidades y en el mismo escenario- tenía, como era de esperar, una gran expectativa.
Pero, concluido el partido, abundan los comentarios típicamente exitistas de algunos que ahora señalan que la Argentina jugó mal y que por eso no ganó...
Si el árbitro cobraba el penal por la falta a Rojo, si amonestaba como debía a los chilenos por tremendas patadas a los argentinos, si aplicaba alguna tarjeta roja por eso mismo, otro hubiera sido el partido.
¿Qué hubieran dicho los periodistas y comentaristas deportivos que en este momento ponen cara de circunstancia y opinan que Argentina jugó mal si, por ejemplo, Higuaín llegaba a tiempo para convertir?
Seguramente y, como ocurre siempre, analizarían el partido poniendo "real superioridad" en el equipo de Martino.
Jugar de igual a igual implica, en principio, jugar ajustándose a las reglas. Y eso no fue lo que ocurrió.
Si Argentina hubiera ganado -como lo hizo en el 75% de los casos en los que se enfrentó a Chile por esta misma copa-, aún mediante la lotería de los penales, el partido hubiera sido el mismo, pero el análisis... sería distinto. Nos tienen acostumbrados a medir las cosas de ese modo: si ganan son buenísimos, si pierden son lo peor.
Ese es el mensaje que dan.
Chile no se propuso jugar limpio, fue al choque, fue a la lesión, simuló, buscó fabricar faltas, con el apoyo casi incondicional de un árbitro que ignoró el reglamento en situaciones cruciales.
En el fútbol, como en cualquier otra circunstancia, deberíamos celebrar las buenas acciones aún a costa de un resultado negativo. Festejar una victoria a cualquier precio, violentando las reglas, engañando, en definitiva, con trampa, no es digno.
Si cuestionamos que haya funcionarios que no se comporten digna y honestamente, ¿cómo es posible decir que el seleccionado chileno fue superior o que jugó mejor, si sólo logró un gol en la definición por penales pero fue violento, impreciso, perdió la pelota ante la habilidad argentina, y contó con el favoritismo del arbitraje?
Cuando una regla es flexible a la hora de ordenar un juego, o la vida en sociedad, no sólo no ordena, sino que ensucia.
