Montado por Juan Noriega y en un final de carrera fantástico, Expressive Halo derrotó por media cabeza al brasileño Veraneio.
El increíble Pellegrini no puede dejar de recoger las emociones que genera con su prestigio, con la gracia de ser la carrera que en América todos quieren ganar. La que cualquier hombre o mujer de a pie conoce, aunque jamás se haya asomado a un hipódromo. Se hubiera caído ese palco armado para entregar y recibir premios si esas emociones pudieran medirse en kilos, después del triunfo de Expressive Halo.
Era la cara de Juan Carlos Noriega la que más reflejaba ese momento. Reía y lloraba a la vez el jockey cordobés. Quién hubiera dicho que en sus largos años jugándose el pellejo arriba de un caballo, ganando casi todo, acababa de quedarse por primera vez con la carrera de los sueños. Saltando desde el "casi" de Key Decision en el Anchorena a esta alegría en 120 minutos.
Por ahí a la noche, cuando pasaron los festejos, Luis Bollettieri sintió que le dolían los hombros y habrá recordado que allí mismo levantó una copa enorme. Y sólo en ese momento habrá tenido noticias de lo que pesaba. Tampoco ese trofeo podía medirse en kilos, tras la victoria que va a quedar para siempre.
En el Pellegrini de los 23 caballos con esperanzas, Expressive Halo era uno de los que "podían ganar". El Nacional 2010 había sido suyo, al fin y al cabo, y venía de quedar tercero en el Dardo Rocha. "Abierta", se calificaba a la carrera cumbre de San Isidro unánimemente. El adjetivo se oía en cada charla.
Había que ver la salida del codo para darse cuenta que todos estaban en lo cierto. En ese malón que lideraba el brasileño Anakin desde la suelta las 23 esperanzas estaban intactas. Se asomó Star Runner por un instante. Ese también "podía ganar".
Pero Vení Vení lo pasó por dentro. Y por afuera vinieron juntos Expressive Halo y uno de los que sólo con su nacionalidad son candidatos, Veraneio. El caballo que presentaba Estanislau Petrochinski, el entrenador brasileño que festejó hace un año con Xin Xu Lin y que nos tiene estudiados para venir y correr como si fuera local.
Los argentinos le rogamos a Expressive Halo que aguantara y le dimos fuerza a Noriega para que ese látigo no decayera. La súplica duró diez segundos. Pareció un siglo. Expressive Halo aguantó. Dejó otras 22 esperanzas en eso. Petrochinski estuvo a media cabeza de dejar de ser simpático y amable, definitivamente, para nosotros.
Carly Etchechoury miraba el televisor y se dio vuelta antes de que Expressive Halo cruzara el disco. Ya sabía que Vení Vení quedaba tercero, a un cuerpo. Después, Val Champ, otro que fue primero en el Derby en la pista, pero segundo ante los jueces, y Star Runner.
De todas aquellas expresiones de la premiación, se destacó la de Julio Menditeguy, dueño del haras Abolengo con su tío, Alejandro. Sobresalía por sobria, por discreta. Porque todos los que estábamos cerca sabíamos que debía ser así. Que está muy fresco el recuerdo de Alejandro hijo. Connie, la esposa de Julio, evocó: "Una de las últimas veces que Alejandrito estuvo en un hipódromo fue cuando Expressive Halo ganó el Nacional". El palco se estaba vaciando, pero las emociones ya pesaban una tonelada.
Con sus 23 competidores, el Pellegrini se prestaba al tránsito complicado. Julio Penna, entrenador de Es Richard, comentó: "Villagra nunca pudo ponerlo a correr, en el codo tuvo que levantar". El arranque en la recta, no le alcanzó al favorito para descontar.
CON EL CAMINO TAPADO
Con sus 23 competidores, el Pellegrini se prestaba al tránsito complicado. Julio Penna, entrenador de Es Richard, comentó: "Villagra nunca pudo ponerlo a correr, en el codo tuvo que levantar". El arranque en la recta, no le alcanzó al favorito para descontar.
