El SIC se alzó con un triunfo histórico en Torcuato al vencer por 32 a 21 a Hindú. El CASI le ganó a Lomas 20-10 y Pueyrredon cayó ante Liceo Militar 14-17.
De entrada y para dibujarle una mueca de preocupación a Manasa Fernández Miranda, el que aterrizó en el ingoal fue José López Mañan, quien tapó un kick defensivo y estableció la primera diferencia. Al toque, Benjamín Madero amplió las distancias con dos sencillos penales para poner a la visita arriba por 11 a 0 al cabo del primer cuarto de hora.
¿Hindú? No sólo se veía sorprendido por un rival que lo complicaba desde la solidaridad para derribar todo lo que le pasaba cerca, sino que además le peleaba todas. Sin embargo, al promediar el primer tiempo el local se levantó de su letargo y Alejandro Castelli robó una pelota -una de las muchas- en un line a 5 metros y se zambulló en la zona roja.
La visita sintió el impacto y paulatinamente comenzó a crecer el trabajo de los backs locales, con el tándem Senillosa-Agulla como abanderados. De esa manera, el Chori aprovechó las dos ocasiones de las que dispuso para establecer la igualdad en la chapa.
En el complemento el campeón salió decidido a hacer valer la ventaja por el hombre de más -Artese se fue amonestado en el primer tiempo por una infracción burda- pero chocó una y otra vez con la férrea defensa zanjera, que soportó el asedio sin cometer penales.
Ante tanta paridad, sólo una genialidad podía destrabar el match. Y la misma llegó a través de la velocidad del trymen sanisidrense para quitarse tres marcas de encima a puro slalon y dejarle colgadita la guinda a Marcelo Soiza para tomar siete puntos de ventaja.
Cuatro minutos después Senillosa descontó con un penal para quedar 18 a 14 abajo. No obstante, cuando la marea azul y amarilla se venía, emergió nuevamente la figura de López Mañan que, tras otra corrida furiosa, habilitó a Nicolás Bruzzone para escaparse en el tanteador.
Golpeado y herido en su orgullo, el local encontró el try de la mano de Belisario Agulla para poner el trámite 25 a 21 y dejar abierta la ilusión de la remontada. Pero cuando todo era nerviosismo y desesperación, apareció la astucia de Federico Serra, quien interceptó una pelota en sus propios 22 yardas y corrió 70 metros para decretar la victoria y desatar la locura de todo San Isidro. Premio más que merecido para un equipo que recuperó la memoria y mostró argumentos sólidos para ilusionarse.