[2007] - Si bien la ciencia se ha ocupado desde siempre de la ardua tarea de investigar los caminos de salud para la gente, en esa búsqueda muchos procedimientos y elaborados de laboratorio seguramente se llevaron a hombres, mujeres y niños a la tumba.
Quien a tenido ocasión de ver libros, publicaciones diversas y hasta propagandas antiguas, habrá descubierto cómo los médicos proponían caminos para la cura de enfermedades que escandalizarían hoy incluso a un estudiante secundario (de los que estudian, claro).
Antes de reseñar el hallazgo sobre el compositor alemán, vale una pregunta ¿nos encontraremos en unas décadas con una sentencia parecida? ¿Dirán nuestros nietos o bisnietos que algunos de los "medicamentos" o "procedimientos médicos" utilizados en la Argentina provocaban grandes males y nosotros confiábamos inocentes en ellos?...
El caso de Ludwig
Recientemente un médico forense vienés, el Dr. Christian Reiter, llegó a la conclusión de que el plomo presente en los medicamentos para tratar una pulmonía fue la causa de la muerte del genio alemán de la música Ludwig van Beethoven (1770-1827), unido a un estilo de vida que le acarreó una cirrosis hepática.
A esa conclusión arribó luego de una investigación basada en un análisis de cabellos de Beethoven en cooperación con la Universidad de Edafología de Viena.
Las conclusiones parciales del estudio han sido publicadas por la revista 'Beethoven Journal', editada por la Universidad del Estado de San José, en California (EEUU).
Pero la investigación no ha concluido aún y los resultados finales se esperan para dentro de uno o dos años. El experto explicó que los rizos del célebre compositor constituyen 'una especie de regla en el tiempo', pues permiten una visión médica de los últimos 400 días de su vida.
Así, entre otras cosas, se pudo determinar que la intoxicación con plomo comenzó 111 días antes de la fecha de su fallecimiento en Viena, el 26 de marzo de 1827.
La investigación revela asimismo que fue en ese momento cuando el médico Andreas Wawruch comenzó a tratar la pulmonía de Beethoven con unas sales expectorantes que contenían plomo. Era un tratamiento usual contra este tipo de enfermedad en la época, pues en muchos casos surtía el resultado deseado.
Pero como efecto secundario el paciente sufrió una hidropesía del vientre, y el médico tuvo que hacerle cuatro punciones para que pueda liberarse de parte del líquido retenido, pues Beethoven 'casi no podía respirar' en esa situación.
El caso es que luego el médico cerró las punciones usando jabón de plomo, ya que éste desinfecta y tiene la ventaja de impedir que las bacterias se aniden en la herida o entren en el organismo.
Según Reiter, un factor decisivo para que los efectos secundarios de esa terapia resultasen fatales fue que Beethoven sufría ya una cirrosis hepática, algo que aparentemente Wawruch desconocía y que sólo se descubrió tras la autopsia del cadáver.
'El doctor que trató a Beethoven actuó de forma correcta para los medios de los que se disponían en la época', afirma Christian Reiter.
Reiter asegura que el doctor actuó correctamente, dados los medios que tenía a disposición: el uso del plomo en una época en la que todavía no había antibióticos era 'una buena idea' a pesar de sus efectos secundarios.
El experto considera que la cirrosis fue, sin duda, favorecida por el consumo de alcohol de Beethoven, pero descartó que el músico 'bebiera de forma excesiva', sino que el mal se debió principalmente a que su hígado había quedado debilitado por una hepatitis A.
Y esta enfermedad pudo haber sido consecuencia de una vida itinerante e inestable: el compositor dormía con frecuencia en posadas, 'no tenía las mejores amas de casa' y en consecuencia es seguro que no vivía en las mejores condiciones de higiene, según el médico austríaco.
Sin embargo, Reiter está convencido de que sin la pulmonía y el tratamiento con plomo Beethoven hubiese vivido algunos años más.
Anteriormente a esta investigación, en el año 2000, el Centro de Estudios sobre Beethoven de EEUU, en Phoenix (Arizona), dio a conocer los resultados de otro análisis por rayos X y pruebas ADN, efectuado en muestras del cabello de Beethoven, comprados en una subasta celebrada en 1994 por la firma Sotheby's de Londres.
También esos análisis demostraron que Beethoven tenía en su organismo una concentración de plomo 100 veces superior a lo considerado aceptable, pero no se pudo entonces determinar la procedencia del metal, considerándose que la fuente podía haber sido el agua que bebía.