Sin duda la guerra contra las drogas como la bautizó R. Reagan fue un fracaso, porque se pretendía reducir la oferta de drogas, es decir pensar que con sólo represión del narcotráfico se podía hacer frente al problema. Esto no significa que las fuerzas encargadas del orden y el Estado no trabajen en combatir la producción y tráfico ilícito de drogas, pero debemos poner nuestras energías en la prevención de los que aun no comenzaron a consumir y tratamientos de aquellos que ya padecen el problema.
La reducción de la oferta, dio paso a una política más inteligente, la reducción de la demanda, es decir la prevención. Si trabajamos para que se reduzca la cantidad de personas que usan drogas, los narcotraficantes no tendrán a quien venderle drogas. No es una tarea fácil, y lleva tiempo. Tal vez tanto tiempo como la batalla al tabaquismo, pero no debemos bajar los brazos. El Estado, la Familia, y las instituciones educativas deben trabajar en conjunto para reducir los alarmantes niveles de uso y abuso de drogas.
Este estudio nos muestra como uno de los pilares en esta tarea, como lo es la familia, no dispone de la información necesaria, sólo el 21% opina que dispone de la suficiente información, en cuanto el 61% respondió no tener elementos suficientes para mantener una comunicación fluída con sus hijos sobre el tema.
- El 78% de los encuestados espera que la Escuela/Colegio se encarguen de evitar de que la droga no entre en su hogar, en contrapartida sólo el 32% habla con sus hijos sobre esta problemática.
- El 73% de los encuestados (casi 3 de cada 4 padres) desconoce los efectos y consecuencias del uso de las distintas drogas, y sólo un 19% maneja cierta información.
- Un 86% desconoce al menos cinco indicadores para darse cuenta de que el hijo o un familiar puede estar consumiendo droga, sólo un 5% de los encuestados conoce al menos 5 indicadores y un 9% pudo contestar satisfactoriamente pero con dificultades.
- Sólo un 4% habían participado de talleres, conferencias o charlas de prevención de la drogadependencia, mientras que la inmensa mayoría, un 92% expreso que no. Esto es debido primero en el desinterés de algunos directivos de Colegios y por otro lado, los directores responsables que realizan actividades de este tipo, se quejan con razón, de que sólo asisten una decena de personas cuando la convocatoria era para más de 500 padres, y generalmente quienes asisten no son familias disfuncionales, es decir, quienes menos necesitarían de esta capacitación y orientación.
El primer paso para cambiar un problema es reconocerlo. Las familias y los demás actores sociales debemos realizar acciones concretas tendientes a una mejor preparación de estas para hacer frente a un problema que por momentos tiene visos de imparable, pero que no lo es si trabajamos con la seriedad que requiere el problema.
-> Lic. Pablo Rossi Director de la Fundación Manantiales