[2007] - Luego de haber luchado -como solía hacerlo con cada cosa que le tocaba
enfrentar- y con el apoyo constante de sus padres, falleció el viernes
pasado -12 de Enero- la locutora Patricia
Landi.
Seguramente muchos podrán hablar más que nosotros sobre
ella y su trayectoria, sobre sus avatares personales y su empeño. Nosotros nos
perdimos la ocasión de conocerla más.
Mas allá de los saludos ocasionales
y algunas palabras al paso en actos públicos -no pocas veces junto a su padre,
Quique Landi-, pudimos comenzar una breve pero sentida
relación, que nos dejó la sensación de haberla conocido desde hacía muchos
años.
Patricia era una luchadora. Eso nos lo dijeron y
lo comprobamos: su enfermedad -cáncer- no la amilanó pero no le dió oportunidad.
Como en otros casos la detección, el tratamiento y el deterioro fueron demasiado
rápidos para darle más batalla.
Sin embargo, la tuvimos cerca y nos dejó
estar cerca. Nos dejó conocerla y valorarla. Y nos permitimos comenzar a
extrañarla como quien extraña a un amigo. Porque fue precisamente eso lo que nos
dispensó: su amistad.
Para quienes consideramos la amistad una pieza
importante en nuestras vidas y, a veces, tardamos en considerar "amigo" a
alguien hasta que pase algún tiempo, Patricia logró acortar los
plazos como pocos.
Habíamos empezado a planear cosas en torno del Portal
y otros proyectos, pero no pudimos ir más allá. Serán -sin dudas- muy gratos los
recuerdos de algunas tardes de trabajo, algunas bromas y un par de horas
charlando de la mano en uno de sus períodos de internación.
Como dijo
alguien por estas horas: "Seguramente estará junto a los ángeles
presentando el mejor espectáculo en el cielo". Imaginamos que Dios
también la quería mucho y por eso quiso llevársela pronto para cuidarla y que
descanse.
Rezamos para que el mismo Dios le de consuelo a sus
padres.