Casi todos los días, los medios de comunicación más consumidos nos ofrecen la pobreza de sus redactores o jefes de sección, utilizando mal los conceptos o directamente el idioma.
Estamos muy lejos del tiempo en que quienes escribían en los diarios eran personas de gran cultura, de un exquisito manejo del idioma, interesados en describir de la forma más correcta la realidad. Hombres –en su mayoría- que, luego del cierre de la edición, se reunían con colegas a compartir análisis, intercambiar miradas, profundizar conceptos.
Hoy nos vemos casi a diario ante muchas notas con un lenguaje escaso, con artículos carentes de precisión, poblados de lugares comunes, sin mayor interés que el impacto fugaz, si es posible, y con mucho de enfoque “farandulezco” para todos los rubros.
Y si a esto le agregamos la cantidad enorme de insultos, groserías de todos los colores, que nos dicen en los medios audiovisuales, el panorama es desolador. Mucho más cuando se escucha a personas que, hace unos años, eran educadas, correctas y JAMÁS decían una mala palabra. El deterioro general, sin dudas, se los llevó por delante.
¿Quién no vió un informativo en el que era evidente que el conductor no escucha al cronista o al entrevistado y pregunta lo que ya se dijo? ¿Cuántas veces se escuchó a un periodista lanzarse a opinar con el título de la próxima noticia y descubrir que la información iba para otro lado?
¿Será o es?
Por estas horas nos encontramos con que nos dicen que un personaje público, el mediático abogado Fernando Burlando, "SERÁ" abuelo, cuando la verdad, la realidad, dura y cruda, es que tal condición ya se concretó: su hija está embarazada.
Ya pasó con Abel Pintos, el Kun Agüero, Gonzalo Montiel, Leonel Messi, Justin Bieber y Eduardo Constantini, pero mencionar algunos de los que nos dijeron que “iban a ser padres”, cuando se dio a conocer que sus mujeres estaban embarazadas.
Alguno podrá señalar que "son formas de decir nomás" y no sorprenderá. Pero son las palabras las que moldean los pensamientos. Razonamos, conocemos, incorporamos datos, en base a palabras y frases. No son palabras, modos de decir, son ideas que pueden transmitir errores, prejuicios, conceptos equivocados a la sociedad.
Si alguien dice "va a ser papá", es que aún "no lo es", que lo será cuando el crío salga de la comodidad del vientre de su madre. Y si se dice que "está esperando" un hijo, es que el hijo aún "no llegó", aunque está ahí, creciendo, desarrollándose, fortaleciéndose, para nacer cuando así la naturaleza lo disponga.
Para la hija de Burlando, seguramente, ya pasaron unas cuantas semanas desde que quedó embarazada y, como suele hacerse, la prudencia pudo haber demorado la difusión masiva del hecho. Vale. Pero no va a ser mamá… YA LO ES.
La noticia señala que la hija mayor del abogado "ESTÁ ESPERANDO" su primer hijo, lo que se traduce en la existencia del embarazo. Hilando finito valdría decir que "está esperando... que nazca", porque el niño ya es una gran realidad, contundente, entusiasmante.
Un hijo siempre es una buena noticia no sólo porque es un acontecimiento que provoca felicidad a todo su entorno, sino porque a la Argentina le andan faltando muchos, muchísimos nacimientos para evitar la despoblación y el envejecimiento.