Invade a muchos un sentimiento nacional en algunas fechas, como el 2 de Abril, pero eso tan bueno y emotivo, NO ALCANZA.
Además de lucir escarapela, escuchar el himno, algunas canciones y marchas, hace falta pensar en cómo defendemos nuestro idioma, cómo hablamos, todos los días.
Es bueno saber idiomas, en especial el omnipresente inglés, pero existen palabras en nuestro idioma (algunas incorporadas hace muchísimos años) que deberían expulsar a las que usamos innecesariamente de aquel origen.
Digamos, entonces, CENTRO COMERCIAL en lugar de "shopping", CORREDOR en lugar de "runner", REPARTIDOR o ENTREGA ADOMICILIO en lugar de "delivery", COMPROBANTE o BOLETA en lugar de "ticket", DIETÉTICO por "diet", VOLANTE por "fyer", COLECTIVO en lugar de "bus", TRANSMISIÓN en vez de "streaming", COMPRAR Y RETIRAR o COMIDA PARALLEVAR en vez de "take away", REPRESENTANTE en vez de "manager", ENTRENADOR en lugar de "personal trainer", CAMPAMENTO en vez de "camping", EN LÍNEA en lugar de "online", ENCUENTRO o REUNIÓN por "meeting", ROPA, VESTIMENTA o CONJUNTO en lugar de "outfit", AL AZAR o ALEATORIAMENTE en vez de "random", POR INTERNET en lugar de "por homebanking", ENLACE en vez de "link", DESCUENTO en lugar de "off" y un largo etcétera.
Hay, por otra parte, términos que puede ser raro traducir porque nacieron del uso de recursos o tecnologías extranjeras, aunque son parte de la naturalización de palabras foráneas. Follower (seguidor en redes sociales), Hater (quien cuestiona o difama), influencer (quien puede influir en comportamientos o consumos), matchear (coincidir o gustarse), spoilear (rebelar cómo sigue o termina una película o serie televisiva).
Pero no se trata de rechazar términos extranjeros caprichosamente, sino de evitar aquellos que vienen a desplazar palabras de nuestro abundante y hermoso vocabulario castellano.
Habrá quienes piensen que usar palabras extranjeras los ubican a un nivel superior, que les permiten estar "en sintonía" con el mundo, lo cual puede ser aceptable si deben interactuar con extranjeros o el trabajo los lleva a utilizar términos impuestos que el interlocutor comprenda.
Pero fuera de esas situaciones, el avance de un idioma extranjero sólo responde a cierta pobreza cultural, posiblemente como resultado de una educación y una familia permeables a desplazar lo propio y a admirar en exceso lo exótico, lo que no es autóctono. A esto vale sumarle que la dependencia de las nuevas tecnologías y un abandono de la buena enseñanza del castellano, son un campo arado para el desprecio del pensamiento y la libertad.
Todos pensamos con palabras y es por eso que fuimos víctimas (y aún lo somos) de avances ideológicos que se ocuparon de invadirnos con inventos como el "género", la "autopercepción", lo "originario", el "patriarcado", la "interrupción", etc. Aquí hubo decisión de imponer términos para llevar a cabo un ataque cultural. Esos términos, entre muchos otros, llevaron a moldear el pensamiento, a bajar la guardia inconscientemente.
Entonces, ante la evidencia de que cientos de palabras claras, nuestras, comprensibles, verdaderamente inclusivas, han sido ocultadas por otras innecesariamente, vale defenderlas con naturalidad y decisión en la vida diaria.