Las palabras dicen mucho más de lo que le asignamos como significado. Vaya novedad.
¿Cuántas veces escuchaste o leíste que hubo o habrá una reunión entre "EMPRESARIOS" y "TRABAJADORES"? Muchas.
Con esa descripción se define, sin duda, que una cosa es ser empresario (de cualquier nivel) y otra cosa es un trabajador. Deducción clara: un empresario no trabaja. ¿Qué será lo que hacen miles de dirigentes de empresas pequeñas, medianas y grandes cada mañana cuando salen de sus casas y llegan al lugar…?
De acuerdo a estas definiciones (o cliché) un hombre que tiene una herramienta, una pinza por ejemplo, en la mano, es un trabajador, pero no lo es quien esgrime un bolígrafo.
Pero podría ser que uno tenga un bolígrafo en la mano y no sea banquero, sino bancario. Con lo cual le cabe ser definido como trabajador cuando se junte con dirigentes a negociar salarios.
Ahora bien, si el señor de la pinza logra tener un pequeño emprendimiento y, además de cumplir horario en una fábrica, empieza a progresar, tal vez pueda contratar a un vecino y luego a un conocido. ¿Dejará de ser "trabajador" porque ya emplea gente…? ¿Y si el emprendimiento crece y ya no tiene en las manos la pinza y se dedica a conseguir nuevos clientes para su emprendimiento, pasará a ser un "empresario" y, por lo tanto, no corresponderá decir que es un "trabajador"?
Todo este devenir de términos sólo sirve para pensar un poco en el correcto significado de las palabras y en la necesidad de utilizarlas como corresponde.
Otro caso: EL PUEBLO, LO POPULAR
Al gran jugador Carlos Tevez, por su estrecha cercanía con sus seguidores y sus orígenes humildes, se lo definió en su momento como un "jugador del pueblo". ¿Quiere decir que lo es de una parte de la población argentina, de la más humilde? ¿O es de todos?
Otro Carlos, Gardel, es un artista popular. ¿Eso lo hace barato, escaso, elemental, pobre? ¿Sólo le gustó o le gusta a personas de cultura menos elevada?
Decir que algunos precios, ciertas zonas geográficas o algunas propuestas culturales, o son "populares" hace pensar a cualquiera que son económicos (los precios), que están habitadas por gente humilde, sencilla (las zonas), o que se metabolizan rápido (las ofertas de cultura).
Asociar lo popular a bajo, sencillo, simple o limitado, ES UN ERROR.
Por lo mismo, ¿Cuándo deja uno de pertenecer al sector "popular"? ¿Cuándo la economía le permite comprar productos de mejor calidad? ¿Cuándo se muda a una zona más cuidada, más arbolada, con más servicios, con otra clase de vecinos? ¿Cuándo le empieza a gustar la música clásica, reconoce qué cubiertos tomar en una mesa elegante? En esos casos, ¿ya no es "pueblo"?.
Para pensar un poco más allá, salgamos del país.
Aunque la directa asociación entre "sectores populares" y "obreros", "pobreza" y "bajo nivel de instrucción" está generalizada en países latinoamericanos, si vamos a otras latitudes la cosa cambia.
Si se define como "popular" a algo barato, limitado, de niveles socioeconómicos y culturales bajos, ¿Qué es "popular" en SUIZA? Allí el nivel de ingresos y el nivel cultural es alto… ¿Será que no hay "pueblo" en ese país…?
Ahora vamos por todo.
¿Qué pasa cuando unimos el trabajo y el pueblo…? Surge el "pueblo trabajador".
Este cliché, o la suma de dos, carga las intenciones hacia una consigna política, busca la consabida "clase" social que tanto le gusta a la izquierda encontrar para su ETERNA LUCHA SIN PAZ, del que tiene contra el que no le quiere dar, del oprimido y del opresor.
Esta "marca" conceptual fue, y sigue siendo, el supuesto destinatario de la personalista concepción del justicialismo, particular paraguas enraizado en el paisaje local desde hace 80 años, que abarca infinidad de variantes, pero que no abandona, sobre todo en los discursos, su mirada hacia "el pueblo" y "los trabajadores" ("llevo en mis oídos, la más maravillosa música que es para mí la palabra del pueblo argentino…")
Algo así como una conclusión. Será bueno:
-
Dejar de usar como sinónimo de barato, de poca exigencia, o de humilde, el término "POPULAR".
-
NO TOMAR EN SERIO a aquellos que señalan como opuestos a "empresarios" y "trabajadores".
-
Valorar lo popular como algo MAS AMPLIO, MAS COMPLEJO Y MÁS PROFUNDO.