El Dia del Amigo, como muchos saben, es la ocurrencia de un argentino.
Un profesor de psicología, filosofía, historia, músico y odontólogo de Lomas de Zamora llamado Enrique Ernesto Febbraro, de 45 años y hacía tiempo que venía pensado en ese sentimiento particular que es la amistad.
Y estaba mirando lo mismo que millones de personas en el mundo, la llegada de tres hombres a la Luna, cuando pensó que era el día ideal para la celebración.
Cuando Neil Armstrong pisó la Luna y dio “un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad”, consideró que había madurado su idea de dedicarle un día al amigo.
Antes de que la nave Apolo 11 regresara a la Tierra, desde su consultorio envió 1.000 cartas a 100 países y, a vuelta de correo con 700 respuestas, había quedado fundado el Día del Amigo.
Febbraro enviudó dos veces de mujeres que empezaron siendo sus amigas y le dejaron lo que él llamaba su tesoro: dos hijos y cuatro nietos.
"Mi amigo es mi maestro, mi discípulo y mi condiscípulo. Él me enseña, yo le enseño. Ambos aprendemos y juntos vamos recorriendo el camino de la vida, creciendo. Sólo el que te ama te ayuda a crecer", declaró alguna vez.
Visitó organismos nacionales, gubernamentales, municipales, políticos, religiosos, personas notables y amigos para que adoptaran la idea y luego la difundieran en sus áreas de influencia.
Poco a poco fue logrando su cometido, primero fue el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Ibérico Manuel Saint-Jean, el que con su decreto Nº 235/79 autorizó la celebración y le dio un marco legal. Luego se fueron sumando distintas entidades y extendiéndose por toda la Argentina y por algunos países de América Latina.