"Detentar" es poseer una cosa, disponer de ella o atribuírsela de forma ilegítima o indebida; especialmente poseer o atribuirse el poder. También es ejercer un cargo público o tener una dignidad determinada, de forma ilegítima.
Buscar ejercer el poder de forma ilegítima, por imposición, por presión, es sin dudas incorrecto.
En algunos discursos a algunos funcionarios -elegidos democráticamente- se les ha escuchado decir (por error, suponemos) que circunstancialmente "detentan" el poder. Es de imaginar que una confusión los llevó a reemplazar el verbo "ejercer" u "ocupar" por otro que los dejaba abiertamente en la ilegalidad.
Furcio de lado, la realidad nos muestra muchas veces que hay funcionarios públicos que, aunque hayan llegado a ese rol con todas las de las ley (a veces con una ley acomodada al efecto...), al sobrepasar los límites de sus responsabilidades, de algún modo, están "detentando", toda vez que ejercen el poder más allá de sus atribuciones institucionales.
Imponer procedimientos bajo presión, condicionar el accionar de instituciones o funcionarios, alterar disposiciones para satisfacer cuestiones personales, etc. son formas inapropiadas que, en cierto modo, están "justificadas" en la lógica de un ejercicio más allá de lo legítimo.
Ejemplos hay a montones y seguramente cada uno recordará alguno en especial.
Cualquiera de los integrantes de un golpe de Estado (sea Perón o Massera) "detentó" el poder. Pero un gobernante elegido que busca y logra accionar sobre las estructuras institucionales alterándolas o condicionándolas, también ejerce poder -ilegítimamente- en un escenario que no le pertenece.
Por supuesto que si un periodista hace mención de que el Sr. XX es quien "detenta" el cargo de presidente de un club de fútbol, muy posiblemente, haya equivocado el término. Salvo que haya manera de probar que lo ejerce de forma ilegítima.