El 29 de Setiembre de cada año se celebra en la Argentina -desde 1990- el Día del Inventor, una fecha establecida para honrar a un hombre nacido en Budapest (Hungría) en 1899 y que desde 1940 se radicó en nuestro país.
Ladislao José Biro (László József Bíró) creció en una familia de clase media, conformada porsu padre, su madre y su hermano. Con solo 16 años, participó como soldado en la Primera Guerra Mundial a mediados de 1914.
Su formación fue en la escuela primaria y la secundaria con una orientación hacia las ciencias biológicas, la filosofía y el latín; esto era común en Europa. Una vez concluida esta etapa realizó el primer año en la carrera de medicina, pero abandonó debido a un accidente.
Ese accidente provocó que Ladislao fuese el primero que empezó en su país a ocuparse de todo lo relacionado con el hipnotismo. Trabajó con hipnotismo en una clínica de Budapest y dictó varias conferencias dedicadas a los médicos. A partir de entonces fue muy solicitado para que colaborara con las técnicas de hipnotismo con fines analgésicos.
En esa época ganaba tanto dinero con el hipnotismo, que perdió todo interés por seguir estudiando anatomía humana, y abandonó sus estudios. Ese fue el fin de sus estudios formales, y desde ese momento comenzó a ocuparme de diferentes cosas, como la grafología y el hipnotismo en la medicina. Fue despachante de aduana, vendedor y corredor de automóviles, agente de bolsa e inventor. Por ese entonces, el 2 de Noviembre de 1930, contrajo matrimonio con Elsa Isabel Schick.
Ese mismo año inventó una máquina para lavar ropa, que pudo ser fabricada en serie, y por la cuál recibió las regalías correspondientes. Pero su primer invento fue una lapicera a fuente, que debía llenarse con agua, y que cubría a una composición sólida de anilinas, que se van disolviendo parcialmente a medida que corría el agua. Este invento lo había realizado en 1928, inspirado en los trabajos que había realizado su padre, sin mayor éxito, con un instrumento para escribir a mitad de camino entre las lapiceras convencionales y lo que, con el correr de los años, llegaría a ser el bolígrafo.
El 16 de Abril de 1932 nació su única hija, a quien llamarían Mariana. A los 33 años ya había inventado la caja automática para automóviles. Este invento lo pudo realizar gracias a un amigo gitano que era un excelente mecánico, y juntos llevaron a la práctica lo que Biro había concebido sobre un papel.
La patente de la caja automática pudo venderla a los representantes de la General Motors en Berlín. En 1938 ya había patentado un modelo rudimentario del bolígrafo en su país, en Francia y Suiza. Luego de su estadía en Yugoslavia, se dirigió a Francia; debido a que un amigo le había brindado los datos de un financista también húngaro que residía en París, y que se dedicaba a los negocios de importación y exportación. Así fue como conoció a Juan Jorge Meyne, con quién desarrollaría una profunda amistad, y con quién se asociaría para la producción del bolígrafo.
En París trabajó como periodista y pintor, y gracias a algunos contactos importantes con el gobierno francés, comenzó a trabajar en los laboratorios del servicio secreto de las fuerzas armadas. En ese laboratorio se dedicó al desarrollo de productos químicos, por lo que pudo realizar grandes progresos, pese a lo accidentado y peligroso de los experimentos. Trabajó durante mucho tiempo en un producto incendiario que posteriormente desarrollarían los americanos. Desafortunadamente, debido a la caída de Francia tuvo que abandonar las investigaciones.
El ex presidente de la Nación Agustín Pedro Justo lo había conocido cuando Biro vivía en Yugoslavia haciendo notas para un medio húngaro. Justo lo vio escribiendo con un prototipo del bolígrafo y maravillado por el elemento se puso a conversar y supo de las dificultades que tenía para conseguir una visa y le dio una tarjeta con su nombre que Biro conservaría. Cuando los alemanes invadieron Francia, el inventor partió hacia la Argentina y buscó la tarjeta de alguna vez el ex presidente. Viajó en barco junto a Meyne, su esposa y su hija Mariana. Luego de 21 días de viaje, llegó a Buenos Aires, a mediados de Mayo de 1940.
Al poco tiempo, Ladislao, adoptó la ciudadanía argentina y formó la Compañía Biro-Meyne-Biro junto con su hermano y Juan Jorge Meyne. A partir de 1941 comenzó a realizar numerosos experimentos para perfeccionar el bolígrafo, tenía defectos de fabricación.
En 1942 logró apoyo financiero de Luis Lang y Herry Martin, pero a fines de 1943 estuvo a punto de cerrar su empresa, pero gracias a la colaboración de sus empleados logró solucionar los problemas.
Cuando comenzó a promoverse, a la birome se la llamó "esferográfica" y se hacía hincapié en que siempre estaba cargada, secaba en el acto, permitía hacer copias con papel carbónico, era única para la aviación y su tinta era indeleble.
En 1944, Biro vendió la patente norteamericana a Eversharp-Faber por 2.000.000 de dólares, y, en Europa, a MarcelBich (fabricante de los bolígrafos Bic).
A partir de 1946 presidió varias sociedades y compañías, y logró hacer viajar a numerosas familias desde Hungría para que se radiquen en la Argentina.
"Mi 'juguete' dejó 36 millones de dólares en el tesoro argentino, dinero que el país ganó vendiendo productos no de la tierra sino del cerebro", dijo el inventor poco antes de morir refiriéndose a la famosa birome que fue desacreditada por los libreros al principio.
En 1981 comenzó a trabajar en lo que sería su último invento, el cual no pudo concluir, el enriquecimiento del uranio. A los 86 años, José Ladislao Biro falleció el 24 de Octubre de 1985 en el Hospital Alemán de Buenos Aires.
La prensa nacional e internacional, recordó debidamente la labor de este brillante inventor, quién fuera ampliamente elogiado por la Oficina de Patentes de los EE.UU. y de varios países europeos. Biro había recibido también el reconocimiento de varias empresas estadounidenses por haber superado ampliamente con sus investigaciones la labor de gran número de sus científicos en temas relacionados con la química de resinas fenólicas, la micromecánica y la separación de isótopos.
Pese a ese reconocimiento y a reiteradas invitaciones para radicarse en los EE.UU. Ladislao José Biro permaneció fiel a su patria adoptiva. Hasta el momento en que enfermó, seguía investigando con gran tesón, todo lo relacionado con su último invento, lamentablemente inconcluso "Una nueva tecnología para el enriquecimiento del uranio".
Sin lugar a dudas puede calificarse a Ladislao Biro como el inventor radicado en la Argentina más importante de nuestra historia. Entre sus múltiples y variados inventos sobresale, sin lugar a duda, la tradicional "birome". Un producto de uso diario y masivo a nivel mundial.
También por el hecho de haber sido su patentamiento y lanzamiento comercial desde la Argentina, como prueba que en este país se pueden realizar emprendimientos innovadores.
En total logró 32 invenciones, en los más variados rubros, quizás como reflejo de las múltiples actividades que realizó en vida.
Sus inventos:
El bolígrafo
Caja automática del auto
Lapicera fuente de agua
Maquina de lavar ropa
Cerradura inviolable
Termógrafo clínico
Dispositivo para imprimir sobre botellas
Eslabón para cortinas
Proceso continuo para resinas fenólicas
Dispositivo para degollar ampollas
La aplicación práctica del principio de sustentación magnética de trenes
Perfume de bolilla
Boquilla para cigarrillos con carbon activado
Tinta para bolígrafos
Máquinas automáticas para bolígrafos
Espejo estampa
Dispositivo para obtener energía de las olas del mar
Proceso para mejorar resistencia de varillas de acero