Todo indica que, aunque se repita hasta el cansancio, muchos no comprenden cuán en evidencia ponen su ignorancia del idioma al suponer torpemente que la letra "o" o la "e" es una representación sólo de lo masculino o neutro, o que la letra "a" sólo es lo femenino.
Esta manifestación de la ignorancia del idioma -o un deliberado compromiso con ridículas interpretaciones ideológicas-, parece tener un grado importante de convencimiento en personas con poco conocimiento del castellano, como periodistas, conductores y panelistas de programas televisivos y radiales, que saludan o se refieren a "las y los oyentes", a "los chicos y chicas", a "los médicos y médicas", por ejemplo.
La Real Academia Española ha señalado hace tiempo que NO ES CORRECTO repetir la misma palabra en su versión masculina y femenina, por lo que no es necesario usar continuamente expresiones como "los/las" cuando se habla y se escribe.
En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no se emplea para referirse sólo a los individuos de sexo masculino, sino para designar a TODOS LOS INDIVIDUOS DE LA ESPECIE, sin distinción. Tal uso del género gramatical masculino NO implica intención discriminatoria alguna, sino que apunta a la aplicación de la ley lingüística de la ECONOMÍA EXPRESIVA.
Suponer que al decir "niños" no se está incluyendo a las "niñas" es un acto de desconocimiento realmente importante. Nadie utiliza el idioma castellano buscando discriminar injustamente u ofender al decir, por ejemplo, vecinos, jugadores, periodistas o compañeros.
Por supuesto, si lo anterior es tonto mucho más lo es el recurso ridículo del mal llamado "lenguaje inclusivo" con sus "e" y sus "x" adjudicándoles una neutralidad de la que carecen.
Se suma a esto la utilización del símbolo "@" (arroba) que ni siquiera es una letra que engloba "lo masculino y lo femenino".
Sólo una persona con serias limitaciones en su inteligencia puede ver en este símbolo (cuya traducción posible es "EN"), a una "a" adentro de una "o". Y si así fuera, poca simpatía debería causarle a los feministas que la "a" (femenina) estuviera dentro de una "o" (masculina".
Este raro símbolo se utiliza, precisamente, en los correos electrónicos para significar que, por ejemplo, "MATILDE" (el usuario) está "EN" (@) "GMAIL.COM" (el servidor).
Ver a políticos y funcionarios cómo usan el masculino y el feminino o la arroba con fines "inclusivos" sólo es una demostración más de su incapacidad. O de su militancia por antinaturales fantasías.