Las palabras no alcanzan, son los hechos los que sirven
Hay quienes suponen que una característica básica de un buen político es la locuacidad. Un hombre hábil para hablar, buen argumentador, que sabe comprender a su interlocutor y convence. A eso se le debe agregar la capacidad de pilotear con habilidad las tormentas que ofrece la Argentina para no comprometer una gestión, si es que le ha tocado encabezarla.
Pero, convengamos que, aún cuando a muchos les parezca complejo... hablar es fácil.
Hace pocos días un hombre dijo sobre un escenario frente a unas 40.000 personas que "las palabras mueven, pero los ejemplos arrasan", una sentencia que muchos comprenden al ver cómo los hijos siempre incorporan lo que ven de los adultos y no tanto lo que se les dice. En política es igual.
Son los hechos, las acciones, las que muestran la realidad más allá de las frases espontáneas o las consignas prefabricadas en reuniones de estrategia.
En San Isidro, más del 40% de los vecinos decidió darle el visto bueno a la gestión municipal de Gustavo Posse, dejando a más de 20 puntos de distancia a Marcos Hilding Ohlsson, a pesar de haberse unido a un funcionario del Estado nacional y a un político que integró el oficialismo por más de 20 años, desechando la aburrida cantinela de que la renovación es imprescindible, aunque no se explique claramente por qué.
Siguiendo la línea de lo que publicamos hace poco, ¿por qué estaría bien cambiar de presidente de la empresa, de ingeniero a cargo, de jefe de servicio médico, de padre de familia, de director del colegio, si las cosas funcionan? ¿Por qué se le adjudica al trabajo en política cierta irremediable capacidad de corromper y no a otras actividades? Si así fuera ¿Por qué se corromperían algunos políticos y otros no…?
En un intercambio de comentarios en Facebook, la agrupación política Convocación por San Isidro -devenida para las P.A.S.O. en la alianza electoral Convocación Cívica Cambia San Isidro- le señaló a una lectora que la salud en San Isidro es "deplorable", una calificación incomprensible, que sólo puede surgir de quien no conoce realmente el tema. Curiosamente esa publicación y sus comentarios fueron poco después borrados.
La salud pública en el Partido de San Isidro, lo sabemos todos, es municipal y, tal vez, uno de sus máximos orgullos. Se sostiene con las tasas que pagan los vecinos y el recupero de las obras sociales. Su constante crecimiento en tecnología e innovaciones edilicias y funcionales, la calidad profesional de sus integrantes y el lugar que ocupa entre las prioridades presupuestarias es indiscutible. Cualquiera puede comprobar esto, aún considerando aspectos que pudieran ser, como todo, mejorables.
Se trata de un aspecto de la gestión oficial que provoca que muchas personas "encuentren la manera" de atenderse y gozar de todas sus ventajas, aún sin ser vecino. Un engaño que, lamentablemente, no siempre es fácil de detectar.
¿Por qué las opiniones de vecinos y visitantes son de admiración frente al Hospital Central? ¿Porque es "deplorable"? ¿Qué calificativo le correspondería a los servicios de salud públicos de otros distritos del conurbano bonaerense?
Esta agrupación política provocó con su alianza con Carlos Castellano (estrecho colaborador de Gustavo Posse, compañero de militancia desde la juventud, su voz en el H.C.D. y reemplazo en periodos de licencia), que miembros encumbrados renunciaran y se desafiliaran, y que vecinos comunes se sintieran estafados y lo manifestaran en sus redes sociales.
Es fácil imaginar que haya gente que duda de la seriedad de esa alianza entre quienes se dicen opuestos a los vicios de la "vieja política" y hayan buscado formas de "crecer" uniéndose a dos hombres que representarían lo contrario. Uno de ellos parte íntima del gobierno durante años y con escasa convocatoria política propia, y otro en ejercicio titular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado, que entregó discrecionalmente un sector del golf de Villa Adelina a una escuela privada y luego dijo apoyar que ese predio sea "un parque público", sin asegurarlo administrativamente.
La trascendencia de la noticia de que los ciudadanos del país y de la ciudad de Buenos Aires le pagan sus sueldos a varios integrantes de Convocación (son asesores y funcionarios de distintos organismos), financiándoles sus acciones políticas, también le hizo ruido a los vecinos (ver noticia publicada en Infoban: "Escandalosos cargos de integrantes de ConVocación por San Isidro")
¿Acaso no puede cualquier persona, trabaje de lo que trabaje en el ámbito que sea, dedicarse a la política? Claro que sí.
Pero cuando se huele que las que pudieran ser "malas costumbres" son también ejercidas por quienes dicen rechazarlas, la decepción es el único desenlace posible.
Miles de personas dedican sus vidas a luchan por una sociedad mejor en distintos campos, trabajando en ocupaciones diversas y destinando tiempo fuera de sus tareas, recursos y esfuerzos en ello. Eso es noble.
¿Por qué no le alcanzarían las garras de la "inevitable" corrupción a quienes trabajan en la función pública, aunque no en el puesto que ambicionan ejercer?
Se trata de coherencia y del camino que se constituye en "ejemplo". Cualquier persona puede decir "palabras" convincentes, pero son los hechos los que demuestran lo que realmente sostiene.
Valga entonces señalar que es triste ofrecer propuestas en un discurso que desconoce la realidad de San Isidro como:
- La reparación de veredas (que durante años fue responsabilidad del frentista y el gobierno local decidió afrontar) - Recuperar el Puerto (cuando lento, pero seguro, se avanza en obras para un parque público), - Brindar seguridad (cuando existen más de 200 vehículos equipados, personal y más de 1.500 cámaras públicas de seguridad) - Cuidar el medio ambiente (cuando hay 7.000 contenedores en vía pública, 4.500 de residuos, 2.500 de separación, 3 centros de recepción diferenciada y 2 a instalarse, 3.500 hogares participando de la recolección diferenciada domiciliaria y una reducción del 25% de los residuos enterrados en la CEAMSE, único distrito que lo hizo) - Promover el deporte (cuando acaba de trascender que San Isidro es el Partido de la Argentina que más medallistas olímpicos logró en los Juegos Panamericanos y miles de vecinos de todas las edades usan los campos de deportes públicos). - Acompañar a los ancianos (cuando desde hace más de 30 años está Puerto Libre a donde van entre 500 y 1.000 personas por día y todos están felices)
Esto es sólo mención de algunos tópicos que, quienes desconocen la realidad del Partido de San Isidro, pueden creer que son adecuadas, modernas y beneficiosas… si no estuvieran funcionando y en marcha.
Es posible imaginar que, alguna vez, aparecerá una propuesta política seria que enfrente al oficialismo con argumentos sólidos, superadores. Pero hace mucho tiempo que eso no sucede y, a juzgar por los que aparecieron desde los últimos 20 años, parece que nunca sucederá.
