[2005] - La izquierda se comporta fácilmente como cierta adolescencia en su aspecto más elemental, es decir, su inmadurez. Aborrece cualquier forma de autoridad (salvo que sea ella quien la detenta), busca atajos para no asumir responsabilidades (siempre la culpa de es de otro), considera que todos están en contra de ella y no repara en el daño que hace o se hace.
Y si a esa inmadurez característica e improductiva que nunca descansa, se le suma la comodidad social de tratar de ubicar al mal en íconos, llegamos fácilmente a lo que se vivió en Mar del Plata y otros lugares del país con la llegada del presidente norteamericano George W. Bush.
Bush representa al mal. Y esto parece establecer que fuera de él (y cualquier cosa o persona que lo represente) todo está bien o es legítimo.
Esto no hace más que demostrar la parcialidad de la mirada de la izquierda y sus simpatizantes. Por lo pronto es no saber historia. Es desconocer que la misma izquierda es totalitaria por naturaleza y no está en sus planes la búsqueda de la concordia ni de la paz.
Porque no hace falta ser un gran conocedor de ideologías (que no murieron ni morirán aunque se agite el latiguillo de que ya no existen), para darse cuenta de que basándose en un devenir constante de lucha de clases es imposible llegar a un punto de equilibrio: siempre habrá alguien que tenga una porción de poder y otro que no lo tenga, alguien que decida y otro que deba obedecer, lo que no constituye por sí una injusticia.
Entonces para la izquierda -con sus aparentes variantes- no hay descanso. La maldad es Bush (o EE.UU.), pero no menos que la URSS en su fabricación de armamento que alguien debe comprar, no menos que Francia o Inglaterra o Israel. Pero resulta que aunque la Unión Soviética, China, Francia, Israel o Corea puedan ser un peligro y hagan cosas parecidas, es EEUU, que tantas guerras ha fomentado y financiado como esos otros países, un ícono que le da tranquilidad a la siniestra ideología.
Como seguramente para EEUU da cierta comodidad tener siempre un enemigo en la mira: el funcional dictador Fidel Castro, Saddam Hussein o Ben Laden. Esto permite salir a "defender la democracia y la libertad" aunque se haga más daño del que se pretende evitar...
Y resulta que EEUU es el malo de la película. Pero muchos de los que miraron en directo la contra cumbre, compran y disfrutan la cultura que critican, se visten con las modas que importan sin el mínimo criterio, sacuden símbolos no menos nocivos, y admiran el oportunismo de "pegarla", de "salvarse" aunque sea con malas artes.
La madurez no es otra cosa que entender que no es con bravuconadas que se construye. La madurez es que los gremios docentes sean encabezados por personas que privilegien la educación y no sus perversos intereses, o sus torpes ideologías.
Hoy -4 de Noviembre- hubo 5.000.000 de chicos sin clases. Un día mas sin clase. Esta vez porque los sindicalistas decidieron que este gesto era una "condena ética y moral" contra la presencia de Bush.
Y también los médicos, impregnados por idénticas motivaciones que poco tienen que ver con su juramento profesional, hicieron lo suyo. Una vergüenza. Seguramente no pensaron en la necesidad de miles de argentinos que los necesitan.
Una contra cumbre ridícula, miles de policías alejados de sus puestos, gastos inmensos en un momento inoportuno, entorpecimientos múltiples a los marplatenses, y genuflexiones varias. No menos inmaduras.