Cualquiera que se lo proponga encontrará con facilidad cómo la sociedad en España se ve atacada por un gobierno que busca por todos los medios posibles imponer la cuestionable ideología de género.
Esta trasnochada visión contraria a la naturaleza no descansa en su afán de derribar cualquier razonamiento que se oponga a sus caprichos. La sola insinuación de que se puede dejar de ejercer la homosexualidad –con un adecuado abordaje profesional- provocará que el aceitado colectivo le salte al cuello mediático al “irreverente”.
El lobby gay, apoyado por gobiernos y empresas, avanza así con legislaciones que condicionan a las familias que no desean que sus hijos sean adoctrinados con caprichosas explicaciones que justifican la homosexualidad como algo natural.
Paralelamente, no son pocas las declaraciones del mundo de la medicina que señalan que tal inclinación no tiene base biológica, que su manifestación es multifactorial y externa, y que la llamada “ideología de género” acarrea notables daños.
Bajada de línea en escuelas a niños de temprana edad, padres encarcelados por no permitir que sus hijos sean adoctrinados por políticas de género, preocupación por los riesgos de baños públicos para los llamados “transgéneros”, promoción del bestial negocio de la fertilización artificial, legislaciones que permiten la gestación por “vientres de alquiler”, son sólo algunos de los peligrosos aspectos que se ocultan o desdibujan cuando se habla de "género".
EL CINE BAJA LÍNEA
Ahora, como parte de un avance del lobby gay inserto en el gobierno español, se anuncia un ciclo de películas en San Isidro que bajan línea sobre la “diversidad”, término que, en general, sólo refiere a la justificación, respaldo y promoción de la homosexualidad.
"80 egunean", una relación de lesbianas (presentada como el amor en la Tercera Edad), "Pa negre", una oscura historia de engaños y traiciones (con un homosexual en el medio) durante la posguerra española, "Ignasi M." una comedia sobre un homosexual HIV positivo con una ex mujer lesbiana e hijos okupas, "Todo lo que tu quieras" un aburrido drama de un hombre que rechaza la homosexualidad que enviuda y se ocupa de su pequeña hija, y "azuloscurocasinegro" la historia de un insatisfecho joven que cuida a su padre postrado y cuyo mejor amigo se descubre homosexual, lo mismo que su padre, son parte del cóctel pro gay que se ofrece para ser promovido en el recinto de sesiones del legislativo local.
Miles de euros para financiar películas que promueven la "cultura gay" -como los 500.000 que aportó el gobierno italiano a un ciclo en Turín hace unos años-, explican hacia dónde se inclina la balanza de los intereses gubernamentales que, en muchas ocasiones, no ponen el mismo esfuerzo por temas realmente importantes de su comunidad.
(Fuente: Actuall)
Y esa subvención al lobby homosexual no está llevada a cabo por presiones externas a una gestión de gobierno sino, lamentablemente, a posturas propias. El error, el desatino, no está afuera de la administración cultural.
Sucede que el medio cinematográfico, los festivales internacionales y los premios están, en general, en manos de partidarios de posturas transgresoras, promotores de una mirada “libre” sobre las relaciones humanas, degustadores de una concepción antirreligiosa y, por supuesto, que no busca ponerse en contra a la abundante comunidad gay del mundo del espectáculo.
“Es todo ideología, el resultado de los festivales y premios no tiene que ver con la calidad”, señaló categórico un crítico de cine recientemente.
AFIEBRADAS DEFINICIONES
En el colmo del desquicio están, sin dudas, los delirantes conceptos que impulsan los integrantes o defensores del activismo homosexual.
Para ellos la heterosexualidad es "una imposición” de una sociedad patriarcal y quien sostenga lo contrario debe ser condenado por intolerante, retrógrado y dogmático.
Curiosamente, el lobby homosexual y el feminismo tienen una gran sintonía y a sabiendas o no, trabajan sobre las mismas argumentaciones.
En ambos casos el hombre (y el hombre heterosexual) debe ser mirado con recelo porque siempre puede ser considerado un “enemigo” en tanto no sostenga o, al menos, no proteja sus inamovibles postulados.
El concepto de “violencia de género”, por ejemplo, es consecuencia del lobby emprendido para imponer que la única víctima posible es la mujer o aquel hombre que se comporta como tal.
La legislación renga que pena con mayor condena a quien agrede o mata a una mujer, destruye la premisa fundamental de la igualdad ante la ley para satisfacer las presiones ideológicas sobre una realidad concreta. Bajo estas normas legales matar a un niño o a un anciano tienen menos pena que ultimar a una mujer real o a un hombre vestido de mujer (un travesti)…
UN MODELO PROMISCUO
Si bien los hombres y mujeres heterosexuales pueden ser infieles y hasta promiscuos, en el caso de los homosexuales la inestabilidad (o promiscuidad) es ampliamente mayor y generalizada.
Los contados casos que se pueden conocer de homosexuales con pareja estable y fieles no representan un porcentaje significativo, como lo indican las estadísticas.
El estudio holandés "The Contribution of Steady and Casual Partnerships to the Incidence of HIV Infection among Homosexual Men in Amsterdam" de Maria Xiridou, publicado en el Journal AIDS, arrojó el resultado de que los homosexuales tiene en promedio 8 parejas sexuales al año.
Bell and Weinberg, en su estudio sobre homosexualidad masculina y femenina encontraron que el 43% de varones homosexuales de raza blanca tuvieron 500 o más compañeros sexuales durante su vida mientras que el 28% tuvo más de 1000. El 79% de los entrevistados reconocía que la mitad de sus compañeros sexuales eran extraños.
El estudio realizado por Paul de Ven sobre 2.583 homosexuales mayores (50+), publicado en el Journal of Sex Research, dio como resultado que el número promedio de compañeros sexuales de un gay adulto es de 101 a 500. Del 10 al 15% de los entrevistados tuvieron entre 500 y 1000, mientras que un adicional 10% se encontraba en un rango que superaba los 1000 compañeros sexuales.
La universidad neozelandesa de Otago, en su encuesta sobre comportamiento sexual homosexual en Auckland (2008), realizada sobre 1.525 hombres gay indicó que el promedio de parejas sexuales en el lapso de 6 meses era de 2 a 5. Sólo el 38% tuvo una relación por más de 6 meses. El 52% de este 38% admitió haber tenido relaciones sexuales fuera del “compromiso” con su compañero.
LAS DROGAS Y LOS HOMOSEXUALES
"El abuso de alcohol y drogas es de suma preocupación en todos los sectores de la sociedad y la comunidad gay no es una excepción. Sin embargo, múltiples estudios concluyen que el índice de homosexuales que abusan de drogas y el alcohol es más alto que el de la población general", escribió Daniel Shoer, especialista en la comunidad gay.
Éxtasis, poppers (nitrito de alquilo o nitrito de amilo), cocaína, mefedrona y marihuana son parte de las drogas que consumen los homosexuales que participan de fiestas donde el estímulo y los recursos para emprender peligrosas "maratones sexuales" son moneda corriente.
Si se pretende combatir el narcotráfico, es necesario saber que comunidad homosexual es un apetecible cliente que los traficantes no deben querer perder.
LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO HACE DAÑO A LOS NIÑOS
El Colegio Americano de Pediatras de EE.UU. -presidido por la pediatra Michelle A. Cretella, el endocrinólogo pediátrico Quentin Van Meter y el psiquiatra Paul McHugh- instó a que educadores y legisladores rechacen las políticas que condicionen a los niños para aceptar como normal una vida de suplantación química o quirúrgica de su sexo por el sexo opuesto.
- La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario: XY y XX son marcadores genéticos saludables, no los marcadores genéticos de un trastorno. La norma del diseño humano es ser concebido como hombre o como mujer. La sexualidad humana es binaria por definición, siendo su finalidad obvia la reproducción y crecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo. Los extraordinariamente raros trastornos del desarrollo sexual, entre ellos la feminización testicular y la hiperplasia suprarrenal congénita, son desviaciones de la norma sexual binaria, todas ellas médicamente identificables y directamente admitidas como trastornos del diseño humano. Los individuos con trastornos del desarrollo sexual no constituyen un “tercer sexo”.
- Nadie nace con un género. Todos nacemos con un sexo biológico. El género (la conciencia y sentimiento de uno mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico objetivo. Nadie nace con conciencia de sí mismo como hombre o mujer; esta conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de desarrollo, puede desviarse a consecuencia de las percepciones subjetivas del niño, de sus relaciones y de sus experiencias adversas desde la infancia. Quienes se identifican como "sintiéndose del sexo opuesto" o como "algo intermedio" no con forman un tercer sexo. Siguen siendo hombres biológicos o mujeres biológicas.
- La creencia de una persona de que él o ella es algo que no es constituye, en el mejor de los casos, un signo de pensamiento confuso. Cuando un niño biológicamente sano cree que es una niña, o una niña biológicamente sana cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo en la mente, no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal. Estos niños padecen disforia de género, un trastorno mental así reconocido en la más reciente edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Las teorías psicodinámicas y de aprendizaje social sobre la disforia de género o trastorno de identidad de género nunca han sido refutadas.
- La pubertad no es una enfermedad, y los bloqueadores hormonales pueden ser peligrosos. Reversibles o no, los bloqueadores hormonales inducen un estado de enfermedad -la ausencia de pubertad- e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño que antes era biológicamente sano.
- Hasta un 98% de niños con género confuso y hasta un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo biológico tras pasar la pubertad de forma natural.
- Los niños que utilizan bloqueadores hormonales para reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de la adolescencia. Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian con riesgos para la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre, derrame cerebral y cáncer.
- Las tasas de suicidio son 20 veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de sexo, incluso en Suecia, que se encuentra entre los países con mayor respaldo LGBT. ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a ese destino a chicos jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las chicas y un 98% de los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de salud física y mental?
- Condicionar a los niños a creer que es normal estar toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio sexo por el opuesto constituye un abuso infantil. Respaldar la discordancia de género como algo normal a través de la educación pública y de las políticas legales confundirá a hijos y padres, llevando a muchos niños a acudir a "clínicas de género" donde les administren fármacos bloqueadores hormonales. Esto, a su vez, virtualmente asegura que ellos "elegirán" recibir hormonas cruzadas cancerígenas o de un modo u otro tóxicas, y probablemente considerarán, cuando sean adultos jóvenes, la mutilación quirúrgica innecesaria de sus órganos sanos.