Una gran ocasión para abrazar fuerte a quien nos enseñó a andar por la vida, a quien volvemos y necesitamos.
Un gran día para recordar a ese hombre que, con sus limitaciones, nos mostró un horizonte y un camino.
Un día para reflexionar sobre los muchos padres que, por diversos motivos, están privados de compartir la vida con sus hijos, de verlos crecer y avanzar y superarse.
Una jornada para valorar la paternidad como una magnífica oportunidad para ayudar a modelar hombres y mujeres íntegros, decentes, esforzados y confiables.
Una oportunidad para comprender el enorme valor de un padre en el sano crecimiento de una niña, que tendrá la experiencia concreta de amor de un hombre que no pide nada a cambio.
Nuestro más profundo deseo de que, más allá de este domingo, los padres puedan ser el sostén, el apoyo desinteresado y el oído atento que todos necesitan.