La irrupción de la empresa UBER y su propuesta de que cualquier persona trabaje como chofer, en una falsa o irregular competencia con vehículos y servicios habilitados, está haciendo participar incluso a quienes no toman taxi casi nunca.
El debate, poco serio por cierto, entre "¿Estás con UBER o con los taxis?" es similar a esas incómodas encuestas donde te enfrentan a dos o tres opciones y ninguna se ajusta a la realidad.
¿Está bien que cualquiera se instale con unos caballetes en la vereday venda lo que se le venga en gana, comprado posiblemente de forma irregular? ¿Es "competencia" realmente o es un abuso?
¿No tienen razón acaso los comerciantes que, en Buenos Aires, piden que se erradique a los "manteros" de la puerta de sus negocios? ¿Por qué tendría "derecho" alguien a comerciar sin tributar impuesto, sin emitir factura, sin pagar sueldo, sin responsabilidad?
¿Por qué estaría bien que funcione como se le de la gana a UBER y no estaría bien tener un almacén con empleados en negro, pagando retribuciones miserables y negando descansos razonables?
Curiosamente UBER hace su irreverente desembarco al país cuando hay un instalado afán de rechazo a las reglas. Una extendida matriz de inmadurez que provoca un "todo vale" que habilita a múltiples formas de corrupción.
Sin respeto por el prójimo en la vía pública, transgrediendo velocidades máximas, estacionando frente a rampas para discapacitados o en doble fila, cruzando irresponsablemente semáforos en rojo, enojándose con quien reclama cuidado o consideración, etc. muchos viven "su" mundo sin reglas, exigiendo que nadie se meta con "sus" elecciones de vida.
Para colmo, periodistas, opinadores seriales y medios salen a encolumnarse sin criterio alguno muchas veces tras cualquier consigna. Así los vemos inclinándose a favor del consumo de drogas,del aborto, o... de UBER, aunque estén promoviendo una acción ilegal o inconstitucional.
Son los mismos periodistas sin criterio los capaces de mofarse de quien se dé a conocer como "periodista" si ha surgido a los medios por algún escandalete de poca monta. Una regla "de goma" los lleva a medir cada cosa de acuerdo a volátiles parámetros de observación.
¿Está bien que alguien que solo se animó a pelar unos cables y conectar un tomacorriente en su casa salga a la calle con volantes diciendo que es "electricista"? ¿Está bien que cualquiera con solo un vehículo de varias plazas ejerza como "transporte escolar" y sea contratado por familias con ese fin? ¿Está bien contratar a un obrero como maestro mayor de obra, a colectivero como conductor de helicópteros o a un ayudante de cocina como chef de un hotel? ¿Está bien que el Reino Unido diga que las Islas Malvinas les pertenecen porque más de 130 años que las invadieron?
Seguramente hay muchas cuestiones a resolver ante la irrupción de UBER: la relación laboral irregular entre el chofer y la empresa, el tipo de seguro y la cobertura ante accidentes, las habilitaciones del chofer y su vehículo, y los impuestos que no estarían pagando al Estado por la actividad comercial que desarrollarían.
Resueltas esos temas podríamos estar hablando de "competencia". Ya que no hay real competencia entre un servicio legal y otro ilegal (sin deseos de encausarse en las normas vigentes).
Personalmente, aunque me haya encontrado con autos que funcionan como remises en mal estado, choferes que no conocen cómo moverse en la zona y otros que, si pueden, quieren cobrar más de lo que corresponde, los prefiero. Porque me sucedió muchas veces que me llevaron choferes atentos, en autos bien cuidados, y me cobraron lo que debía ser. Y cuando me sentí mal tratado tuve ocasión de llamar a la agencia inmediatamente y mi reclamo fue atendido y recibí las disculpas del caso.
No hay discusión o debate posible. Lo que haya que corregir o encausar sobre los servicios legales y sus normas, hay que hacerlo sin esperar situaciones excepcionales.
Mientras tanto, las personas decentes deben estar del lado de la ley.