Las personas NO SE TRANSFORMAN de acuerdo a qué vehículo conducen. Si son respetuosas de los demás lo serán al volante de un auto, empuñando un manubrio de BICICLETAS, montados en PATINES o CAMINANDO. Y las reglas de tránsito, que muchísimas personas respetan cuando están en países europeos o incluso en Uruguay, en nuestro país SON VIOLADAS DE MODO CASI CONSTANTE.
Cualquiera puede observar fácilmente cómo MUCHÍSIMOS CICLISTAS IGNORAN LAS NORMAS BÁSICAS DE TRÁNSITO (carril de circulación, sentido de las calles, semáforos, prioridades de paso, cruce de peatones, etc.).
Hay quienes piensan que los conductores son personas que se comportan distinto de acuerdo al vehículo que manejan.
De este modo, un señor que va caminando en busca de su auto, se detiene al llegar a una esquina con semáforo, espera que la luz lo habilite a cruzar y recién cuando eso se produce sigue caminando. Cuando llega al auto estacionado, se sube y ya no será respetuoso del semáforo al que antes obedeció. Será descortés, poco cuidadoso o incluso irrespetuoso con los peatones. Al llegar a su casa, el mismo señor se cambiará de ropa y se montará en una bicicleta y nuevamente buscará ser respetado por los autos, aunque (como otros que pedalean) no se detendrá en los semáforos en rojo, para no tener que esforzarse en retomar la velocidad.
¿Es creíble que las personas cambian de acuerdo a su modo de locomoción? NO.
Las personas que son cuidadosas y se ajustan a las normas de tránsito y las prioridades de paso y circulación, lo son siempre y es fácilmente observable todos los días.
Respetar las reglas de tránsito no es serle fiel a un papel caprichosamente escrito, sino cuidar al prójimo y, principalmente, reconocerse parte de una sociedad. Con cada gesto de respeto se construye una sociedad mejor y con cada acto de caprichoso "cuentapropismo" (u "ombliguismo") se alimenta lo mismo que, muchas veces, se suele criticar.
¿Por qué el Estado debe ser honesto, respetuoso de las instituciones, ajustarse a derecho, tolerar las críticas, gobernar para todos y no para sí mismo o para sus "amigos"...? Porque es lo mismo que todos nosotros debemos hacer al conducirnos en la vida diaria, aunque no seamos gobernantes.
Estacionar en doble fila porque "estoy apurado", porque es "sólo un ratito" o porque "todos lo hacen" a las puertas del colegio, NO está bien.
Cruzar a mitad de cuadra -principalmente una avenida- NO está bien.
Superar los 60 km/h en una avenida o los 40 km/h en una calle interior -aunque esté sólo manejando- NO está bien.
Ocupar una mano hablando por celular mientras se maneja, aunque considere que soy un habilísimo conductor, NO está bien.
Estacionar sobre una vereda impidiendo el paso cómodo de peatones, NO está bien.
Andar en bicicleta por la vereda o a contramano, NO está bien.
Arriesgar la vida de los chicos llevándolos en la falda en el asiento delantero del auto, NO está bien.
Es sabido que algunas cosas se aprenden "con sangre", es decir, con medidas firmes y, tal vez, duras. Detectar cualquier infracción, multarla de modo ejemplar, corrige, enseña, ordena. Si alguien es multado severamente por llevar a su hijo en la falda mientras maneja, aprenderá a no hacerlo más. Lo mismo si comete cualquier otra infracción o acción de riesgo. Será antipático, pero el 90% de las personas no volverán a hacerlo.
Baste, como ejemplo, la reciente implementación de cámaras para detectar infracciones sobre la avenida Bernabé Márquez. La mayoría de los vehículos se cuida de no superar la histórica y sabida máxima de 60 km por hora.
Sería bueno que, habida cuenta de que una cantidad importante de ciudadanos votó "por el cambio" en las últimas elecciones, decida silenciosamente, sin alardes, empezar a ser empecinadamente respetuoso de las reglas de convivencia en la vía pública, tozudamente cordial, caprichosamente generoso, insobornablemente amable.
Tal vez, si una buena cantidad de nosotros lo hace, en un tiempito recuperemos algo de lo que parece perdido en nuestro país.
