"Por la plata baila el mono", dice un viejo refrán que busca mostrar que -al igual que el simio entrenado para moverse cuando un cliente ponía una moneda en su latita- para algunos es válido hacer "periodismo" siguiendo las directivas de su cuenta bancaria.
Triste lugar para aquellos que son capaces de agitar las banderas del "periodismo independiente" en más de una ocasión, pero un ojo atento los verá ponerse en evidencia y mostrar que sus dichos son copia fiel de lo que sus clientes le proporcionan. Un "copy-paste" vergonzoso.
Esto no significa que una crítica o nota editorial no pueda coincidir -y mucho- con una postura política en especial, pero un tono descriptivo con particular severidad, una tema presentado como "nota" pero con mucho de chicana burda, y un evidente afán por decir demasiadas cosas en poco trecho, hacen dudar a un lector avezado.
Y tal vez sea ese un aspecto realmente valioso: El lector.
¿Les importa realmente el lector a todos los periodistas o editores de medios? ¿Y cómo es posible detectar tal interés?
En ocasiones los temas a tratar, la forma en que se los trata, la autoría del material, la forma de titular, evidencian las motivaciones del medio en cuestión.
He sabido de periodistas que "castigaban" con especial ahínco a algún gobierno municipal y que eran reprendidos por ello por los propietarios del medio, sin demasiado éxito. ¿Cuándo cambió la "postura" del periodista? Cuando comenzó a recibir una pauta comercial de difusión de esa municipalidad...
En otros casos, los contenidos de ciertos medios de comunicación digital sólo están centrados en las idas y venidas partidarias, en las gacetillas producidas por agrupaciones políticas, por direcciones de prensa, por sindicatos, etc. Todo gira (o todo “se corta y se pega”) desde los despachos de quienes pagan. Se publica lo que es negocio, sólo eso.
Y ahí se derrumba la credibilidad. Si sólo es "válida" la información que se ajusta a sostener el negocio periodístico, si nunca se halla información o servicio alguno separado de ello, ¿cómo es posible considerar que sea un medio "confiable"? Si en aras de costear el medio casi todo aquel que paga "manda" sobre los contenidos y sus posturas, ¿es posible considerar que sea un medio "periodístico" serio?
En estos días un medio local publicó que la mujer que junto a su marido habría pretendido "comprar" un bebé a una menor de edad y que, además, inflingía leyes referidas al narcotráfico era "empleada de Posse".
El breve artículo señala –innecesariamente para la nota- que el intendente ya lleva 16 años de ejercicio, y pone en duda la forma en que la municipalidad contrata el personal, sobre todo el que está en contacto con menores de edad, por la actitud criminal de la psicóloga que ahora se determina.
Tal descripción de un aspecto del complejo y sorprendente hecho, sólo evidencia animosidad y no seriedad periodística.
¿Acaso sería adjudicable a los empleadores de cualquier nivel, públicos o privados, los delitos cometidos por una persona?
Abusadores, transgresores de normas de tránsito, deudores de impuestos o cualquier otro delincuente o infractor, ¿debería también ser motivo para señalar con el dedo a los presidentes de las empresas para las que trabajan? ¿Y por qué lo sería en este caso?
La crítica editorial, elaborada y profesional, si está en los contenidos habituales de un medio, puede ser un ejercicio enriquecedor para... el lector.
Si en algún sentido se pierde de vista esa motivación no hay posibilidades de imaginar otra, más que la alianza política y/o una cuestión comercial, directa o indirectamente.
-> Alberto Mora
Director de Contenidos