Sitios web, redes sociales, celulares, la realidad en lo virtual
Ingresar a Facebook, curiosear qué novedades publicaron amigos y páginas donde se puso "Me gusta" son moneda corriente en cada vez más gente. Algunos se resistieron durante un tiempo, pero luego cedieron ante los indudables atractivos que tiene. Saber sobre lo cotidiano de familiares y amistades que están lejos o con los que uno no se ve seguido es, sin dudas, parte del mantenerse al tanto que propone la red social.
Todos saben, o deberían saber, que la realidad es mucho más que lo que aparece en las redes sociales pero, en ocasiones, ellas dan elementos o datos que alertan o evidencian datos que vale la pena tener en cuenta.
Tener "amigos" en Facebook no es tener amigos reales. En Facebook, como en los mensajes SMS o por Whatsapp, todo tiene cierta sobreactuación. Parece imprescindible para algunos escribir en mayúsculas o poner varios signos de pregunta o de admiración para intentar que las emociones se hagan evidentes.
Por otra parte, la natural anarquía de las redes -cualquiera puede poner lo que quiera, sea cierto o no- obliga a ser especialmente cuidadoso. Una foto, por ejemplo, es una evidencia concreta, pero si no tiene retoque digital alguno, puede estar "diciendo" mucho más de lo que parece.
Como ocurría con los correos electrónicos que se reenviaban hasta el cansancio con mensajes desesperados de personas en situaciones extremas, sin que nadie chequeara su veracidad, hoy también muchos "comparten" publicaciones igualmente dudosas o que deberían ser desconfiables.
Hace pocas horas todos nos sorprendimos con el suicidio de una niña de 13 años y supimos, entre otros datos, que tenía cuenta en Facebook. Y, lamentablemente, no es raro que haya menores de edad que la tengan y sus padres no adviertan el peligro que significan: una puerta abierta a la propia intimidad, a la inseguridad, a mensajes de temer.
Los padres aceptan que los hijos, tal vez demasiado pequeños aún, tengan celular y acceso a las redes sociales, y que tengan computadora en su cuarto.
Aunque el justificativo de "estar comunicado por cualquier cosa" sea atendible, el acceso a la tecnología merece la supervisión de los adultos, aunque alguien busque señalar que se pueda estar "violando" la intimidad del aún menor.
Desafortunadamente, no fueron pocos los casos de situaciones con un final triste en las que un extraño (un individuo o un mensaje) entró en la vida de un menor por una puerta virtual.
¿Se puede vivir sin redes sociales? SI. Perfectamente. Si se elige tener contacto real con las personas, aunque no sean todo lo frecuente que se desea, ¡avanti!. Sólo habrá que considerar todo lo que uno se pierde de los amigos, los nietos, los sobrinos y todo aquel familiar que vive, digamos, a 100 km. de distancia por lo menos.
Dos "perlitas" políticas
1. Sebastián Galmarini -hijo de la concejal Marcela Durrieu y del ex secretario de Deportes de Carlos Menem, Fernando "Pato"Galmarini-, tiene un sitio web donde se promociona como candidato a intendente. Más allá de los contenidos, lo curioso es que no se trata de un dominio ".com" o ".com.ar", o incluso ".org.ar". Es un dominio ".si". Un desprevenido pensará que refiere a SAN ISIDRO, pero no. Los dominios ".si" no son de San Isidro ni apoyan las afirmaciones indiscriminadas. Los dominios ".si" pertenecen a... ESLOVENIA, un país recostado sobre el mar Adriático que surgió en 1991 luego del desmembramiento de Yugoslavia. Una ocurrencia con algo de travesura que tal vez poco diga de las cualidades del político.
2. Los amarillos promotores del Pro no cesan en su interés de mostrar que son muchos los que apoyan al ex fiscal federal, ex juez de primera instancia, y actual ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro. El funcionario fue quien contrató al excomisario Jorge Fino Palacios -imputado por espionaje-, y quien también fuera (Montenegro) acusado de "cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública" por Ricardo Moner Sans en la compra de móviles para la Policía Metropolitana.
Para tratar de imponer la figura de Montenegro en San Isidro, como cualquiera en su derecho de hacer campaña, se entregan volantitos y sacan fotos con gente y hasta perros vestidos de amarillo.
Pueden tomar esa estrategia de campaña, tienen derecho. Aunque convengamos que la mayoría de los ciudadanos no necesitan usar uniforme alguno para mostrar a quienes apoyan.
Vale el intento de mostrar los colores de campaña, pero si vecino que se ve conversando con un promotor vestido de amarillo que le entrega un volante es presentado como un "nuevo adherente", se está "tocando" el mensaje. Bajo ese criterio si a alguien lo fotografían recibiendo un pastelito en una fiesta en El Lazo, ya debería ser considerado hombre de campo...
Por otra parte, si un vecino dice estar preocupado por la inseguridad está -o debería estar- señalando al gobierno provincial y nacional, responsables reales del tema en el que las municipalidades hace años colaboran, si pueden y quieren.
Finalmente, si en una entrevista se asegura que 300 simpatizantes participaron de un encuentro dominical en el Paseo de Bicicletas,... habría que aprender a sacar una foto que disimule que el número no es real. Salvo que se contabilice a las pulgas de los perros.
