Con la misma lógica de un berrinche de un chico caprichoso, el Senado dio sanción definitiva a la ley que establece que el feriado nacional en conmemoración del bicentenario de la batalla de Tucumán para el lunes 24 se Septiembre, POR UNICA VEZ.
En un país extraño, en un tiempo extraño, donde mucho se hace "para la foto", donde se acomodan (o intentan acomodar) las normas a cuestiones totalmente circunstanciales, banales, donde lo permanente lo es en tanto no surja un argumento de peso para ajustarlo a la conveniencia efímera de un grupo de poder, existe SOLO por esta vez un juicio de valor por los méritos del Gral. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
Se puede discutir si los feriados que hay están bien puestos o no, pero establecer uno sólo por una vez es darle una vuelta más de rosca a la tontería.
Para el Senado -y para la senadora por Tucumán, Beatriz Rojkés de Alperovich, esposa del gobernador de esa provincia, JoséAlperovich-, "es muy importante considerarlo y valorarlo aBelgranocomo una de las figuras mas importantes de la historia argentina. San Martín dijo que Belgrano es lo mas grande tenemos en América del Sur".
La legisladora ponderó al prócer indicando que "hablaba seis o siete idiomas" y que fue un "precursor de educación gratuita en nuestro país". Por eso dijo que feriado servirá para celebrar "que gracias a aquel joven insolente, desobediente, todavía Jujuy, Tucumán, Salta siguen perteneciendo a la República Argentina".
El gobierno argentino sostiene estos caprichos de instalar feriados (como el de los carnavales), o de "correrlos" a otro día con la excusa de promover el turismo, sacrificando de un plumazo la importancia que tiene poner de relieve un día determinado, todos juntos, la memoria del Gral. San Martín y la soberanía nacional, por ejemplo.
Por otro lado, aunque no se "corran", los actos no se hacen en el día establecido por conveniencias de gremios o por otros motivos de menor valor aún, siguiendo la línea de acomodar lo importante por debajo de su valor.
Relativismo omnipresente que va boicoteando sin prisa y sin pausa lo valioso para aumentar la puesta en escena de funcionarios ignorantes o acomodaticios, que se preocupan más por cómo salen en la foto o en calcular qué mísera o suculenta ventaja personal obtendran de cada gesto, que en atender con integridad, sostenidamente, los valores de nuestra Nación.