El tango, mal que le pese a sus detractores, por lo general bocones mal ilustrados, tuvo la suficiente versatilidad para contemplar a personajes, amores, vicios, virtudes, placeres, creencias, deportes, colores, flores, animales y todo lo que se les ocurra adosarle. Por supuesto, y bueno es recordarlo estos días, también se ocupó de la amistad en su total dimensión. Realzándola en sus títulos o bien destacándola en pasajes de sus letras.
La amistad abarcó a seres humanos, masculinos y femeninos pero también se extendió a géneros musicales, vegetales, instrumentos musicales, bienes materiales y muchos ítems más que sería interminable enumerar. Tampoco hizo diferencia respecto al número de amigos, todos son bien apreciados. Por lo expresado tanto vale decir Tengo un amigo como imaginaron Arturo Gallucci y Julio Camilloni que Tres amigos como afirmara para los tiempos Enrique Cadícamo.
También están presentes siempre Mis amigos de ayer como pregonaban Francisco Lomuto y José María Contursi y los Amigos que yo quiero que destacaba Hugo Gutiérrez. En cuanto a las damas cantan presente en Amiga, de Juan Carlos Viván y Horacio Sanguinetti, o pasado, tratándose de Vieja amiga de Pedro Laurenz y José María Contursi que así vuelve a incursionar en este hermoso tema.
Más recientemente en el tiempo, año 2003, llega Emi Neri Diaz con un particular pedido, No llores amiga. También podemos ubicar al más que amigo, al Amigazo, que allá por 1925 pintaron Francisco Brancatti, Juan Velich y Juan de Dios Filiberto. Este amigo en orden superlativo se hace presente también en la inspiración de Alfredo Calabró y Enrique Dizeo quienes le brindan un sincero respaldo en Tiene razón amigazo.
Hay quienes personalizan al amigo. En este punto se encuentran Atilio Stampone y Albino Gómez gestores de Mi amigo Cholo o Al amigo Daniel Scioli como expresan Ernesto Baffa y Daniel Lomuto.
Otros le imparten órdenes como Julio y Alfredo Navarrine responsables de Oiga, amigo, mientras que algunos lo califican, como Guillermo Barbieri y José Rial (h), tildándolo de Pobre amigo o de Buen amigo, como lo hacían Julio De Caro y Juan Carlos Marambio Catán, o acaso le dedican su obra Al amigo soñador como hacía en magnífica forma Hebert Fayet. Por su parte, José Rial (h), en Preparate pal´domingo, se muestra por demás generoso estableciendo para los tiempos que:
"los amigos se cotizan
en las malas y en las buenas,
a mi me dieron la chaucha
y la reparto con vos…"
Hay quienes identifican al amigo con el progenitor y así surgen Es el amigo que hoy necesito, la habanera que hacia 1975 compone José Ángel Trelles o Mi viejo es amigo mío, la milonga concebida por Horacio Quintana y Julio Martín. Aunque no todas son rosas... Ya lo sentenciaba Francisco Gorrindo en Las cuarenta destacando "al amigo que es amigo siempre y cuando le convenga" y certificando la situación Arturo de Nava y Francisco García Jiménez escriben Cha digo con los amigos. Eduardo Escariz Méndez por su parte vaticina en Medianoche "...que los amigos como los jueces han nacido pa´fallar..." o acaso aquel recordado A mi madre que como subtítulo lleva Con los amigos, que posee una letra de Sebastián Alfredo Robles musicalizada por el dúo Gardel-Razzano.
Un caso especial, de curioso materialismo y vigencia, es el que pregona No hay amigo como el peso, como afirma Evaristo Barrios en su milonga. Otros claman para ubicarlo en una situación dadivosa como La limosna de un amigo de Francisco García Jiménez, Gabriel y Alicia Clausi.
Los hay quienes se amigan a los géneros musicales como Manuel Romero y Francisco Lomuto, responsables de Tango amigo o acaso Aníbal Troilo y José María Contursi, gestores de Valsecito amigo. Y ya que andamos entre corcheas, ¿por qué no amigarnos también con los instrumentos?, dijeron Osvaldo Fresedo y Homero Manzi y pergeñaron Bandoneón amigo.
Para introducir otra de las tantas variantes Raúl Montero y Nelson Pilosof se inspiran para componer la canción Mi árbol amigo. Mientras Manuel Sucher y Carlos Bahr, queriendo concretar un avance amoroso con la dama pretendida, establecen, para que no queden dudas, que Amigos no, Domingo Rullo y Príncipe Cubano son más modestos al conformarse con que Seamos Amigos que, entre otros, Rodolfo Biagi con Alberto Amor nos devuelve desde el disco.
Estos son acaso algunos títulos, aunque vale también destacar la consideraciones de buen amigo dedicadas para el clown en Ríe payaso y para los mozos de turno en Tabernero y La última copa. Los agradecimientos al amigo hechos en Trasnochando, el reconocimiento al tango como único amigo en No le digas que la quiero, el tratamiento amistoso para el órgano latente expresado en Seguíme corazón...
En Tomo y obligo, Romero pintaba un panorama desolador: "...sin un amigo, lejos del pago...", en tanto el "negro Cele" en Mano a mano, hacía gala de una extraordinaria decisión hasta para jugarse el pellejo si se diera la ocasión.
Mientras iba cerrando el artículo resonaba en mis oídos aquella frase repetida asiduamente por Roberto Peregrino Salcedo: "amigos hay muchos pero gomía es otra cosa". Precisamente es a ellos, a los nuevos y a los de siempre, a aquellos con los que mantenemos un contacto personal frecuente o no tanto y a los virtuales que Internet nos permite cosechar, incluso aquellos lectores que desconocemos, a todos ellos queremos dedicar muy especialmente este artículo.
Entonces siguiendo la senda demarcada por Eladia Blázquez en Si Buenos Aires no fuera así, con un amigo en el camino también se suma Gabino Coria Peñaloza que me marca los rumbos sentenciando para que logre el cierre adecuado y pueda marchar a celebrarlo como corresponde, "...caminito amigo, yo también me voy…"
-> Rubén Fiorentino
Centro Cultural del Tango Zona Norte
Academia correspondiente de la Academia Nacional del Tango
