Una tragedia más en San Isidro con múltiples análisis
Lo sucedido a Ángel Pedro "Baby" Etchecopar en la noche del lunes 12 de Marzo en su propia casa de la calle Francia, a metros de la avenida Centenario, constituye sin dudas un hecho gravísimo que vuelve a poner a San Isidro en los titulares de todos los medios.
Como ocurre desde hace años, el impacto que producen las tragedias es lo que lleva al periodismo a poner los ojos en nuestro lugar.
En esta ocasión, el protagonista es un hombre de perfil provocador, ampliamente conocido por su presencia en los medios desde hace muchos años, desde emisoras de radio baja potencia hasta la actual Radio 10.
Sintéticamente los hechos ubican a Etchecopar en su casa, junto a su mujer y su hija embarazada, cuando llega su hijo Federico interceptado por delincuentes en la autopista Panamericana. Es allí donde Baby, utilizando armas de su pertenencia intercambia disparos con los delincuentes, asesinando a uno de ellos de apellido Morilla, de 20 años y con libertad condicional.
De ese tiroteo el conductor de radio sale con disparos en ambas piernas y en una mano, y su hijo herido en el pecho y en la pelvis, revistiendo inicialmente el cuadro más grave.
Afortunadamente, y luego de la internación de urgencia en el Hospital Central de San Isidro [Av. Santa Fe 431, San Isidro] Baby y su hijo fueron atendidos y el pronóstico de ambos es favorable, según señaló la Dra. Guidi Rojo, directora del nosocomio, y el intendente de San Isidro, Dr. Gustavo Posse, quien señaló la total disponibilidad de grabaciones de cámaras de seguridad para el esclarecimiento del caso.
Armas en casa
Quienes conocemos a Baby Etchecopar desde hace años sabemos que es propietario de armas y eso pone en el tapete el tema de la validez o no de un ciudadano armado. Se dice que tener armas en casa obliga a saber usarlas y, sobre todo, saber las consecuencias que pude implicar su uso, que todos deben ser responsables de ello y que nada garantiza un "buen final" en casos como el que nos ocupa.
Seguramente muchos recordarán casos emblemáticos de hijos muertos de famosos (Cacho Tirao, por ejemplo, que perdió a un hijo a consecuencia de un disparo de su otra hija en 1986) y eso plantea que tener un arma es mucho más que tener el dinero para adquirirla. Corresponde saber dónde guardarla, cómo entrenarse para usarla, quién debe saber dónde está, etc. Vale también tener presente que matar a otro ser humano, aunque sea en defensa propia, puede marcar psicológicamente a cualquiera, lo mismo que las agresiones de un delincuente.
Se dice también que no es lógico que los ciudadanos honestos deban encerrarse -como ocurre desde hace muchos años- ante delincuentes que parecen ser los "dueños" de la calle.
El municipio y su parte en la seguridad
San Isidro tiene cientos de cámaras de seguridad instaladas y en funcionamiento -controladas en un centro de monitoreo de excelencia-, además de un servicio de Cuidado Comunitario que pone patrulleros recorriendo todo el distrito, pero la seguridad es -valga decirlo por enésima vez- una responsabilidad provincial y nacional.
Las razones por las cuales la delincuencia crece están en una dinámica social sostenida por gobiernos que desde hace años ponen la mirada en el lado equivocado. La pobreza, el hambre, la indigencia, la utilización sistemática de los más humildes como moneda de cambio político, la escasa formación de fuerzas policiales viciadas de delitos, son sin dudas parte de las responsabilidades de la justicia -con demasiados jueces que colaboran con la inseguridad general-, del Estado nacional y del gobierno de la provincia más codiciada del país, Buenos Aires.
Las estadísticas del área de seguridad de la comuna dan pruebas claras de que es posible obtener buenos resultados en la materia, pero eso, claro está, no atiende las profundas causas de una situación que excenden a San Isidro, como a todo municipio.
Alberto Mora Director de contenidos Portal UNO Argentina