Finalmente y luego de 10 días la peor de las noticias que puede tener una familia. La pequeña Candela Sol Rodríguez, de 11 años, que había desaparecido cuando salió de casa de Hurlingham para juntarse con unas amigas, apareció muerta el miércoles 31 de Agosto dentro de una bolsa a unos 100 metros del cruce con la avenida Vergara, en el acceso Oeste.
Carola Labrador, la madre de la nena, que aún en la desesperación de estos días confiaba en un final distinto, reconoció el cuerpo de Candela frente al gobernador Daniel Scioli, al ministro de Seguridad de la provincia, Ricardo Casal, y a los peritos presentes en el lugar.
"Me mataron a mi hija, por Dios", gritó llorando, mientras la policía intentaba tranquilizarla.
Si bien podrá o no conocerse algún dato más sobre quién o quienes fueron los responsables de este asesinato y los móviles que tuvieron, vale considerar que en este caso el desenlace sacude a toda la sociedad por conocerse el final, mientras los más de 200 chicos de los que no se tienen noticias son, también, una tragedia.
Un aspecto más del estado de inseguridad en que vive la población, al que, claro está, no se le puede endilgar que ocasionalmente un desquiciado surja de su seno como ha ocurrido en la historia criminal del país.
Pero justo es considerar que, al menos en esta ocasión, la solidaridad y el apoyo de muchos no alcanzó, lo mismo que ocurre en otros tantos con el brazo de la ley ni el de la justicia.
No cesarán las lágrimas en el corazón de una madre, ni en una comunidad que puso su esperanza en ver nuevamente a esta niña.
Que en paz descanse.