Es cierto que la pobreza, el hambre y la indigna situación que viven muchos en la Argentina no es una excepción en el mundo.
Pero mientras cualquiera se estremece porque el gobernador de la provincia de Misiones, Maurice Closs (39 años), informa en diálogo con el periodismo que ya fallecieron 206 niños en lo que va del año y que el año pasado murieron 329 por razones vinculadas al hambre y la pobreza, el Estado provincial decidió en este mismo mes la compra de vehículos por algo mas de 2.800.000 pesos.
Si esta ofensa fuera la primera vez que ocurre, tal vez se podría imaginar otra reacción. Pero Misiones -como otras provincias o regiones argentinas- elige priorizar otras cosas,... antes que declarar formalmente una situación de emergencia y atender, antes que nada, la vida de sus habitantes.
¿Es posible imaginarse el lector de estas líneas, disfrutando de un exquisito asado en medio del hambre de sus hijos, sus hermanos o sus padres?
¿Cuántos alimentos se podrían proveer o cuántas soluciones se podrían conseguir con esos casi 3 millones de pesos?
¿Cuántos otros buenos destinos se habrían podido dar a los millones que esta provincia gastó en los últimos 10 años, por decir un plazo cualquiera y con otros gobernantes, para evitar la inmoral situación de sus pobladores?
¿Cuántos informes se vieron en televisión sobre la prostitución -un síntoma más de la necesidad extrema- en Misiones?
"Detectamos 6.000 chicos con problemas de desnutrición, de los cuales 1.000 tenían un problema complejo. Obviamente que algunos de estos chicos se nos van a morir porque la mortalidad infantil es un problema, es una realidad", admitió el gobernador Closs el lunes 25 de Octubre.
El gobernador -que fue dos años senador provincial entre el 2005 y 2007, año en el que asumió la gobernación- aseguró que se redujeron los índices de mortalidad infantil en esa zona en comparación al año pasado, pero reconoció que la provincia "es pobre, con una situación de pobreza estructural".
"El año pasado se murieron 329 nenitos. Es un índice de mortalidad infantil de 12,3 por mil (nacidos vivos). En la década del '90 era de 33/1000. Este año ya se murieron 206 chicos, pero el año pasado a esta altura se habían muerto 253", dijo.
Closs indicó que la provincia estableció en Mayo el plan Hambre Cero para detectar los casos de chicos desnutridos, a los cuales "se les asignó un padrino por fuera del gobierno, se conformaron los consejos locales y se salió a tratar de resolver caso por caso".
Las declaraciones de Closs se produjeron después de que se conociera la muerte de dos chicos, de 1 y 2 años, por desnutrición en esa provincia. Independiente de, tal vez, las buenas acciones llevadas a cabo por Closs y su gestión, la situación referida al hambre en la Argentina se modificó en los últimos tiempos (así lo ha señalado Juan Carr, de la Red Solidaria), aunque la pobreza sigue siendo una catástrofe con la que algunos funcionarios deberían no poder dormir...
Esperemos que monseñor Damian Bitar, el flamante y joven nuevo obispo de la diócesis de Oberá -ciudad que fue noticia en referencia a prostitución y trafico de bebés-, conserve el coraje que demostró tiempo atrás al cuestionar desde San Justo, las intensiones de legislar sobre la aberración de pseudo matrimonio entre personas del mismo sexo, en una difundida carta al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
En Buenos Aires
El Área Metropolitana de Buenos Aires -que engloba a 34 partidos de la provincia y a la ciudad de Buenos Aires-, ocupa el 1% de la superficie del territorio nacional y alberga al 34% de la población total del país. Es, sin dudas, parte de una complejidad que no parece tener límites claros.
Con un 39% de hogares con necesidades básicas insatisfechas y una mortalidad infantil del 14,3 por mil nacidos vivos en la cuenca Matanza-Riachuelo donde el riesgo ambiental se eleva al 96,4 % de su población, el panorama de la porción más rica del país (42% de la población económicamente activa, 75% del valor de la producción industrial y el 82% del valor de los comercios y servicios) es de tal desproporción que sólo pueden seguir generando injusticias, abusos del poder político y situaciones irregulares que favorecen al delito.