Un artículo publicado en Time hace poco se ha referido a la paradójica crisis de las editoriales que se dedican a la información. Los periódicos, dice, tienen ahora más lectores que nunca, y sus contenidos, como el de las revistas y otros productos del periodismo tradicional, gozan de una enorme popularidad, incluso (y especialmente, de hecho) entre la gente joven. El problema es que pocos de estos consumidores pagan.
Por el contrario –se admira Time–, “las compañías parecen regalar alegremente sus noticias”. Según un estudio del Pew Research Center, durante el año 2008 en Estados Unidos más personas (40%) obtuvieron las noticias on line de manera gratuita que las que pagaron por ellas comprando periódicos y revistas (35%). En el caso de los jóvenes esta diferencia es aún mayor: el 59% frente al 28%.
Siguiendo una iniciativa del reportero Chris Freiberg, el 1º de Febrero se celebró en Estados Unidos el Día Nacional de Comprar el Periódico, una campaña a favor de la prensa que utilizó dos acicates muy mediáticos para movilizar al público: el orgullo regionalista, por un lado –alertando de que al paso actual muchas ciudades en 2010 podrían quedarse sin periódico propio–, y, la víspera de la “fiesta”, una publicitada competencia con uno de los máximos eventos de la pequeña pantalla americana: el Superbowl, cuyas cifras de audiencia se invitaba a superar. Y así fue, por poco: 100 millones de lectores de la prensa dominical contra 98.700.000 que siguieron el partido.
Volver a pagar
La debacle de los periódicos ha dejado ya muchas bajas a las que podrían sumarse también grandes nombres. El grupo Chicago Tribune Media ha anunciado esta semana todo un plan de ajustes que incluye despidos masivos, congelación de salarios y aumento del precio de las suscripciones. Se recordará que este consorcio, el segundo mayor de periódicos en Estados Unidos (entre los 12 diarios que engloba, cuenta con publicaciones tan prestigiosas como Chicago Tribune, Los Angeles Times, The Baltimore Sun o The Orlando Sentinel), se acogió a la ley de quiebra el diciembre pasado al no poder hacer frente a unas deudas que ascendían al equivalente de unos 9.300 millones de euros.
Por su parte, el director ejecutivo de The New York Times, Bill Keller, declaraba recientemente, en defensa de su negocio, que “es justo pagar por información verdaderamente buena, de veracidad comprobada, organizada y explicada”. Algo que, como señala en El Mundo Carlos Fresneda, apunta a la reimplantación del servicio de suscripción on line que el diario había cancelado en 2007 y gracias al cual llegó a percibir unos ingresos en torno a los 10 millones de dólares.
El magnate australiano Rupert Murdoch, dueño del grupo News Corp. (que incluye a The Wall Street Journal), ha permanecido fiel a este sistema de suscripción, y, a pesar de la crisis que atraviesan sus publicaciones, ha logrado para su web un crecimiento del 7% en el último año.
Lo local se porta mejor
Mientras importantes diarios pierden compradores a causa de Internet, donde resulta posible leer los mismos artículos de la edición impresa sin pagar, muchos periódicos locales no excesivamente preocupados por figurar en el ciberespacio gozan de buena salud.
Un artículo de David Carr en International Herald Tribune refiere el caso de TriCity News, un periódico del condado de Monmouth (New Jersey) que desde su fundación en 1999 ha mantenido un ritmo de crecimiento cercano al 10% anual, y cuya filosofía es, precisamente, no querer saber nada de Internet.
Su dueño y jefe de marketing, Dan Jacobson, no tiene problemas con que se le conozca como “El Pedro Picapiedra de la publicidad”. “No puedo entender por qué colgar contenidos en la red podría ayudarnos a otra cosa que no fuera la destrucción de nuestro periódico”, argumenta Jacobson. “¿Por qué habríamos de dar a nuestros lectores un incentivo para que no miren nuestros contenidos y, con ellos, nuestros mensajes comerciales, muchos de los cuales son hermosos y baratos anuncios de una página entera?”.
El bajo costo de la publicidad ofrecida según este criterio permite casi a cualquiera –un bar, un sastre, una farmacia– disponer de un anuncio a toda página. Alegan además los editores que la preponderancia de estos anuncios otorga al producto una apariencia bastante elegante. Finalmente, también es característica de TriCity News una mezcla entre el análisis y lo reporteril que su dueño denomina “plog”, esto es, blog en papel.
Blogs impresos, con anuncios
Y ya entendiendo esto de modo literal, una empresa recién creada en Chicago, The Printed Blog, centra precisamente su estrategia en la impresión de blogs con anuncios locales y distribución gratuita en las grandes ciudades. El experimento comenzará por lo pronto en Chicago y San Francisco en forma de semanario, pero la intención de Joshua Karp, su fundador y editor, es la de producir ediciones diferenciadas por barrio que salgan dos veces al día en los vecindarios de los principales centros urbanos del país.
“Intentamos ser el primer periódico enteramente compuesto de blogs y otros contenidos generados por el usuario”, ha explicado Karp. “Hay multitud de técnicas que he visto funcionar en la red y que quizá podríamos aplicar a la industria impresa”. Como en el caso de Jacobson, Karp se inclina por una combinación entre lo mejor del modelo impreso y el virtual. La intención de esta publicación es la de incluir entradas de blogs junto con otros contenidos sacados del mundo de Internet, como comentarios de los lectores y fotografías enviadas por los usuarios. Estos últimos tendrán también la posibilidad de entrar en el sitio theprintedblog.com para elegir los blogs que desean ver incorporados en la edición, aunque corresponderá a los editores decidir qué entradas deben conformar el periódico. Una gran ciudad como Chicago podría contar con 50 ediciones distintas hechas a medida para cada barrio.
Otra de las expectativas de The Printed Blog es la de poder esquivar algunos de los mayores costes que encarecen la producción tradicional de periódicos. Aunque habrá que afrontar el gasto en papel, tinta y en proveedores para imprimir y distribuir los periódicos, la compañía establecerá las imprentas comerciales en las sedes de sus distribuidores. Se evitará así los altos costes de transporte y circulación propios de las imprentas grandes y centralizadas. La comercialización de los anuncios podrá hacerse además a través de la web, con lo que no será necesario emplear un personal muy numeroso para ventas.
Pero por encima de todo está el ahorro que supone publicar artículos escritos por blogueros diestros que tratan temas tan variados como la política más cercana y la moda local, y cuyo deseo de expresarse permite a The Printed Blog ahorrar en uno de los renglones que más gravan a un periódico: el pago de los periodistas. Trescientos blogueros (desde firmas locales de Chicago hasta otros como Daily Kos, cuyo espacio es conocido a nivel nacional), han dado a la empresa su autorización para publicar sus trabajos por una participación en los ingresos publicitarios. Una de estos blogueros, Lauren Dimet Waters, considera además que este pacto se asienta sobre un principio de mutua promoción: “Si pueden ganar dinero con nuestro blog, no veo la razón para que no podamos hacerlo nosotros también, gracias a que se nos proyecta. Si puede hacernos llegar a 20 personas nuevas me daré por satisfecha”, dice.
Autoedición, ultimo recurso
La publicidad, por otra parte, se mantiene como una de las grandes ventajas de las ediciones impresas sobre las virtuales, pues se paga mucho mejor en las primeras. La intención de The Printed Blog es vender 200 anuncios por tirada, cobrando entre 5 y 10 dólares por anuncio clasificado y entre 15 y 25 por anuncios comerciales que lleguen hasta unos 1.000 lectores. Los editores tienen, además, la expectativa de que el carácter “hiperlocal” de la publicación atraiga a los anunciantes, considerando que “una tienda de ropa o un limpiador de nieve podrá anunciarse de esta manera a las 2.000 personas –recuérdese que las ediciones serán dos al día– que más probablemente utilizarán sus servicios”.
En esta línea artesanal de la industria de la letra impresa, compañías como Author Solutions o Xlibris han hecho de la autoedición la alternativa para muchos autores que encuentran dificultades en acceder a las grandes casas editoriales. Siempre, claro está, que estén dispuestos a correr con los gastos de impresión y de diseño para verse publicados. Aunque las ventas de algunos no han pasado de las cinco copias, el número de títulos editados en 2008 por ambas firmas –la primera acaba de expandirse comprando a la segunda– ha alcanzado unos 19.000, casi seis veces más que los que ha dado a la luz Random House, la mayor editora del mercado mundial.
Fundaciones en ayuda de la prensa
En Francia, como es tradición, se confía más en la ayuda pública que en las innovaciones privadas. Ya el pasado 23 de enero, el presidente Nicolas Sarkozy anunció una serie de medidas a favor de la prensa escrita, por valor de 600 millones de euros. Las medidas responden a recomendaciones recogidas en un Libro Blanco, elaborado por profesionales del sector, a instancias y bajo la supervisión del propio gobierno francés.
Las medidas de ayuda van desde la congelación de tarifas postales de la prensa al aumento de la publicidad institucional en la prensa diaria y semanarios, más asumir el coste de distribución de suscripciones gratuitas a diarios para jóvenes de menos de 18 años. Todo sea para aficionarlos al diario.
Pero la medida que más ha interesado a los editores es la que permite la creación de un fondo, alimentado con donativos de particulares –igual que las fundaciones de utilidad pública–, que serviría para financiar las inversiones de la prensa escrita. Los donativos serían deducibles hasta un 60% a efectos fiscales, y cada donante podría elegir a qué empresa periodística irían destinados. Esta medida debería ser adoptada próximamente a través de una ley.
Ya actualmente existe la asociación Prensa y Pluralismo, que recibe donativos. Pero esos fondos solo pueden utilizarse para acciones colectivas de promoción de la prensa o como inversiones que suponen entrar a formar parte del capital de un diario. Pero la prensa que no quiere ver modificado su accionariado, prefiere la nueva fórmula que no supone cambios en el capital.
“Este dispositivo interesa particularmente a los diarios que tienen un vínculo fuerte con sus lectores”, declara a Le Monde Denis Bouchez, director del sindicato de la prensa diaria nacional. Diarios como el católico La Croix, Libérationen la izquierda, o el comunista L’Humanité, se muestran interesados por este fondo que podría ser alimentado por una apelación a sus lectores.
[Fuente: Aceprensa]