La castración es una intervención quirúrgica mediante la cual se extirpan los órganos reproductores tanto de los machos -testículos- como de las hembras - ovarios y útero- con anestesia general.
Se trata de una operación de rutina que, en la mayoría de los casos, no presenta complicaciones.
Al castrar a un perro desaparece el flujo de hormonas sexuales, lo que evita comportamientos indeseados en determinados momentos del ciclo reproductivo. Además, esta operación disminuye la agresividad, el temperamento inquieto de algunos perros y el hábito de "marcar territorio".
En el caso de las hembras desaparecen los inconvenientes asociados al celo, como los embarazos psicológicos o el flujo sanguíneo.
La castración previene enfermedades que puedan desarrollarse en los órganos sexuales tanto de los machos como de las hembras. Castrar a un perro evita la aparición de cáncer de testículos y de enfermedades de la próstata.
En el caso de las hembras, también se previenen las infecciones urinarias y el cáncer de mamas.
Finalmente, si los dueños no desean que sus mascotas se reproduzcan la castración evita que una falta de control provoque crías que luego habrá que ocuparse de ubicar.