San Isidro crece en territorio con dos islas en el Río de la Plata
Dos islas, fruto de los sedimentos que arrastra el río, se están formando frente a la costa de San Isidro, un territorio nuevo para el municipio de acuerdo a la legislación vigente. La intención del gobierno municipal que encabeza el intendente Gustavo Posse, es que sea declarado reserva natural.
Pensando en el futuro, en 1996, cuando Gustavo Posse era diputado provincial impulsó una ley en la que se logró establecer los nuevos límites del Partido que incluye los territorios que se formen en el Río de la Plata.
Luego de navegar la zona, Posse expresó: "Trabajamos durante más de 20 años para esto, desde antes que sea intendente. Defendemos este lugar que es propiedad de los vecinos de la provincia de Buenos Aires y lo declaramos como reserva natural para que puedan disfrutarlo ésta y las siguientes generaciones. La naturaleza es un bien social, donde todos somos iguales y nosotros tenemos el criterio de preservarla. Este es el último lugar punto del Delta bonaerense mirando hacia la Ciudad de Buenos Aires, justo frente a San Isidro".
"Toda isla que se forme frente a la ribera del Río de La Plata, entre la línea determinada por la proyección de la calle Uruguay sobre el Río de La Plata hasta el punto geográfico situado a 34º 22' de latitud sur y 58º 23' de longitud oeste y la línea determinada por la proyección de la calle Paraná hasta el punto geográfico situado a 34º 25' de latitud sur y 58º 19' de longitud oeste", señala la legislación que evita los oscuros negocios inmobiliarios que se buscaba implementar hace unas décadas.
Como explicara el Dr. Walter Pérez, se trata de terrenos aluvionales y pertenecen al gobierno provincial pero, al ser jurisdicción del partido de San Isidro la zonificación y los usos los establece la administración local. El control de estos territorios implica evitar estafas a incautos a manos de desarrolladores inmobiliarios.
La rapidez con la que estos fenómenos se producen está dada por el material que arrastran los ríos. El río Paraná aporta unas 160.000.000 de toneladas de sedimento anuales, lo que provoca que su delta crezca unos 70 metros por año.
"Tenemos un criterio de preservación de la naturaleza, por eso queremos que sea una reserva ambiental. Le damos entidad a la isla y fijamos su jurisdicción para vincularla con la reserva que hay en la costa", aseguró Posse. De esa forma no hay riesgo de que se transforme en un negocio inmobiliario.
Desde la de Ecología y Conservación de la Biodiversidad Bárbara Gasparri, asegura que a medida que se afirme el terreno, las especies vegetales irán apareciendo, primero el juncal, luego el matorral y más adelante bosques de sauces y ceibos. Esa diversidad de ambientes provocará mayor diversidad de fauna. Será un territorio seguro para que se protejan especies como el lobito de río, el coipo, carpinchos, multitud de aves (chajás, patos, macás y garzas), tortugas y reptiles.
