Esta es la historia de Nekro y sus amigos, integrantes de la 3D Style Crew. Desde San Isidro hasta Maschwitz, estos son una banda de graffiteros en busca de atriles naturales: paredes en blanco para desplegar arte en aerosol.
Los graffitis son una forma de arte callejero con una historia relativamente corta, pero fundada en una antiquisíma sed de comunicación de los hombres y mujeres que se extendió por todo el planeta y, en algunos casos, dejó marcas en generaciones.
En las paredes de las cuevas donde vivía, el hombre retrataba la sociedad de esa época: la caza de animales, por ejemplo, se simbolizaba aplicando pigmentos sobre techos y paredes.
Como persiguiendo aquella tradición de pintar las paredes de las cavernas, los antiguos habitantes de Roma también dibujaban frescos en sus casas, mientras que los musulmanes solían adornar sus paredes con preciosos diseños no figurativos y pasajes de su libro sagrado, el Corán.
Se encontraron graffitis en los lugares más insospechados: en las ruinas de Pompeya, las excavaciones dejaron al descubierto desde pintadas políticas hasta dibujos de una obscenidad sorprendente. El arte de tomar las paredes de una ciudad como una enorme tela blanca cobró fuerza a fines de los años 60, especialmente en las ciudades estadounidenses de Nueva York y Filadelfia.
Acerca de su trabajo de nuestros graffiteros vernáculos, Juan o mejor dicho Nekro, ese es su nombre artístico, relata acerca de la labor que realizan: “Somos un grupo grande de zona norte, en total pintamos frecuentemente juntos siete chicos; de San Isidro, de San Martín, Pachecho, Maschwitz y Tigre. Los apodos de ellos son Gomeze, Pimbu, Nekus y Sicótico. Después trabajamos con gente de Ramos Mejía y un chico de allá que está en nuestra crew, él se apoda “Vapor”. Alguno de los chicos que están en el graffiti están empezando ahora, tienen un par de años. Yo por mi parte ya llevo 8 años graffitando, empezamos a practicar Freestyle hace poco porque vimos que es algo de conjunto... Nos juntamos para ponernos de acuerdo en qué hacer en la pared, cómo hacerlo, cómo realizar algo de manera que quede armónico”.
Así como cualquier tontería escrita en una pared no tiene entidad grafitera, este arte tiene algunas premisas: antes que una movida individual, gran parte de quienes participan trabajan en equipo. Además, está tácitamente prohibido borrar la obra de otro grafitero; sólo se puede utilizar una pared -se prefieren siempre aquellas que pueden ser vistas por la mayor cantidad de gente- cuando la pintura empieza a borrarse naturalmente.
“Nos gusta viajar para pintar, siempre por la ciudad de Buenos Aires –afirma Nekro- tomamos el graffiti como una forma de vida, lo tomamos como un trabajo, una diversión, una amistad grande. Nos gusta pasar tardes charlando y pintando. Estamos metidos en la cultura porque la mayoría de nosotros lo toma como un medio de expresión o descarga, a mi me encanta compartir momentos en una buena pared y dejar una marca mía en algún lugar lejos de casa. Cada trabajo lo tomamos como un momento espontáneo de la vida, porque salió y después no volvimos ahí; por eso le ponemos muchas ganas al laburo. No todos somos MC´s (zapadores de música rap y hip-hop), algunos si, el resto entraron a la cultura del graffiti por otros medios como el arte: la pintura, la escultura, el grabado, el dibujo, etc. Algunos de nosotros, como en mi caso, estudiamos en una Escuela de Arte. Generalmente pintamos murales, muros, casas, negocios, aunque también practicamos en cuadros y en otro tipo de materiales. Cuando hablamos de legalidades de nuestra profesión los permisos nos lo dan los dueños de las paredes”, concluye con simpleza y gran simpatía el artista de los muros.