[2006] - Fin Zona Urbana es una experiencia novedosa en la cual se juntaron el arte y el más alto nivel de tecnificación agropecuaria. La misma se desarrolla en un campo en la localidad de La Niña, partido de 9 de Julio. La escultora May Borovinsky,ideóloga del proyecto y vecina de San Isidro, conversó con nosotros del proyecto.
El emprendimiento cuenta con el apoyo técnico del CREA (organización agropecuaria) más el de otros auspiciantes del ámbito del agro, el Centro Cultural Recoleta y la Facultad de Agronomía de la UBA, entre otros.
"Yo veía un proyecto así como muy lejano, más característico de los países más avanzados del mundo que poseen grandes recursos. No había antecedentes de esta clase de cultivos en la Argentina. No parecía un proyecto muy probable", dice May Borovinsky, autora y directora de la obra.
Mediante la utilización de métodos de agricultura, agromensura y otras tecnologías de punta fueron sembrados, desde mediados de Septiembre de 2005, maíz, soja y girasol, combinados en 10 diseños artísticos en un predio de 76 hectáreas ubicadas en la estancia La Catita. Asesorados por el grupo Geoagro de Rosario analizaron la propuesta nacida de May, docente del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA) que buscaba experimentar en grandes dimensiones la reunión del arte y la producción.
A su vez, los artistas recibieron capacitación de profesores de la Facultad de Agronomía de la UBA y de técnicos del INTA, que apoyó esta iniciativa que, además, fue declarada de interés por las áreas de Cultura de Nación y de la provincia.
Borovinsky, quien vio crecer su proyecto al mismo tiempo que se está gestando su primer hijo, también recordó a los abuelos: "Todos tenemos raíces inmigrantes y esta es una forma de homenajearlos y homenajear a la gente del campo", y agregó que el trabajo con los productores e ingenieros agrónomos no fue exclusivamente para conocer la tierra y aprovechar sus características. "Estamos en un país donde no se puede desperdiciar el alimento, por eso seguimos las recomendaciones de los especialistas para perder la menor cantidad posible de semillas. Quisimos respetar todo lo que nos fueron enseñando las demás disciplinas".
Como primera medida se realizó una caracterización del ambiente, se trazaron mapas de aptitud de uso del suelo y se prescribió la utilidad posible para un emprendimiento de estas características. "Cuando escribo el proyecto aparece la dimensión social. Nosotros veníamos del ámbito artístico, pero al proyecto le hacía falta relacionarse con otras disciplinas para llegar a buen puerto", dice Borovinsky, con buenas intenciones, deseo de trabajo comunitario y fundamentos.
Cuando en Junio pasado Borovinsky, la docente de la cátedra Proyectual de Escultura en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), presentó su idea al estanciero Ricardo Gallo Llorente, éste le brindó su apoyo logístico inmediato y 76 hectáreas de su campo. La incorporación del contratista Ricardo Reynolds en Agosto al emprendimiento, fue lo que permitió pasar de una buena y bienintencionada idea a la realidad llamada Fin de Zona Urbana.
Según los cálculos de este grupo tan heterogéneo de trabajo, la obra irá modificando sus tonalidades para llegar a fin de enero de 2006 al máximo florecimiento. Hasta fines de febrero o principios de marzo esta megamuestra podrá ser visitada y apreciada desde el aire o alguno de los tres miradores que permiten observar parcialmente la obra. Aquellos que no puedan visitar el pueblo, tendrán la alternativa de encontrar en el Centro Cultural Recoleta, una exposición sobre el desarrollo de este original emprendimiento.