El Centro de Arqueología Urbana encontró restos del pasado de la quinta Pueyrredon
Como sucediera hace casi 15 años en la que fuera la casa de Fernando Alfaro, el primer intendente de San Isidro [Avenida Del Libertador e Ituzaingó, San Isidro], cuando se encontraron muchas piezas de uso cotidiano que se exhiben en el Museo Beccar Varela, nuevamente el Centro de Arqueología Urbana que dirige el Dr. Daniel Schávelzon, halló fragmentos de piezas de cerámica, ladrillos y recipientes, esta vez en la quinta Pueyrredon [Rivera Indarte 48, Acassuso].
Este primer relevamiento busca estudiar las intervenciones que tuvo la propiedad, sobre todo la de los años '40, que procuró asignarle una imagen más colonial y nacionalista de la que mostraba. Los trabajos se iniciaron esperando determinar los motivos de hundimientos en los patios de la casa principal y la casa de los chacareros.
El equipo integrado por los arquitectos Francisco Girelli y Martín Nerguizian y el arqueólogo Alejandro Richard, reveló que los usos de la quinta se mantuvieron en los mismos lugares desde su fundación, aunque adaptándose a los materiales y gustos del paso del tiempo.
La casa de los chacareros ocupó un lugar clave en el rol productivo desde el siglo XVIII con su horno y sus extensiones de trigales y frutales de la chacra. Una construcción que sirvió de albergue de esclavos y en el siglo XIX fue dependencia del personal de servicio. Allí, en su patio, a una profundidad de entre 5 y 10 centímetros, y en un área de estudio de unos 30 m2, los investigadores hallaron superposiciones de pisos de distintas épocas. Además, en una excavación de 1,20 metros, descubrieron parte del cimiento de una de las paredes originales y de ladrillos de la casa, que había sido demolida en los años '40.
"Allí hallamos mucho material de escombros de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, como ladrillos y cascotes, y fragmentos de baldosas francesas que fueron parte del solado del patio a la intemperie de la casa y confirman lo consignado en la copia del plano de Bacle (1834). Entre ellas, partes de una baldosa Louis Riguad que conserva en su reverso la imagen de un elefante, sello de esa fábrica”, dijo Girelli sobre este trabajo, que incluyó dos semanas de tareas de investigación histórica y documental, como recopilación de planos, documentación y fotografías históricas, entre otras.
La pieza más antigua se halló en la excavación del patio de la casa principal, lindero con el baño del personal del museo (emplazado en el mismo lugar donde se encontraban las letrinas en el siglo XVIII) y se trata de un fragmento de un recipiente (botija sevillana) con la cara interior vidriada en color verde y que conserva las marcas del torneado, que se utilizaba a finales del siglo XVII y principios del XVIII para el transporte de aceite y aceitunas.
Solados de restos de baldosas de la zona de Havre, Francia (con presencia y en uso aún en varios salones de la casa principal) y perfumeros más modernos y hallados en las barrancas, que también fue objeto del estudio, formaron parte de los hallazgos.
