Lozier Almazán presentó una nueva edición de Mayo de 1810
Se realizó el 29 de Mayo en el histórico patio interno de la Quinta Los Ombúes [Adrián Beccar Varela 774, San Isidro] la presentación de "Mayo de 1810. La Argentina improvisada. 1810-1860. Medio siglo de desencuentros", de Bernardo Lozier Almazán.
Al comienzo del encuentro, la directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal, Arq. Marcela Fugardo, destacó la tarea de investigación del autor que lo llevó a esta nueva edición de un libro que presentara en el mismo ámbito diez años atrás.
"Como toda empresa humana la unión de voluntades que permitió llevar adelante una revolución en nombre de la libertad, se vio desde el comienzo mismo plagada de antinomias y de conflictos, que harán eclosión en los momentos inmediatamente posteriores a los hechos de Mayo", señaló la directora.
Luego de agradecer a la Arq. Fugardo y a la editora Graciela Sammartino, el historiador recordó su propio interés por los acontecimientos de 1810, tal vez signados por una descripción casi edulcorada hace décadas como intento de promover el fervor patriótico por tan trascendentales sucesos.
Una gran cantidad de historiadores se han ocupado de Mayo de 1810, posiblemente el periodo que más páginas ha llenado, en ocasiones suscitando más preguntas que respuestas, comentó Lozier.
Citando la premisa del filósofo José Ortega y Gasset, referida a que "la historia no se debe contentar con narrar lo acaecido, sino que debe aspirar a reconstruir el mecanismo de los acontecimientos, a fin de sacar conclusiones", el autor se propuso volver sobre Mayo para intentar poner claridad sobre tiempos tan convulsionados.
Como muchos saben, los sucesos en el Río de la Plata estaban marcados por lo que ocurría en España, lo que provocó la deposición del virrey Cisneros y el nombramiento de Cornelio Saavedra como presidente de la Primera Junta, "para conservar íntegra esta parte de América a nuestro augusto soberano Don Fernando VII y sus legítimos sucesores", mientras los vecinos se agolpaban bajo la lluvia esperando saber qué se tramaba en su nombre dentro del Cabildo.
Recordando las palabras del Padre Guillermo Furlong, en cuanto a que la revolución de Mayo fue el fruto de unos pocos y no la voluntad general del pueblo rioplatense, Bernardo Lozier Almazán señaló los improvisados inicios: la Junta Provisoria, la Primera Junta, la Junta Grande, el Primer Triunvirato, el Segundo Triunvirato y los múltiples Directorios y los siete intentos de un gobierno monárquico ("tan poco difundido por nuestros historiadores"). Durante 25 años, explicó el historiador, hubo 20 gobernantes, lo que da un promedio de permanencia de apenas 14 meses en su cargo.
La violencia fue una constante desde la Primera Junta (recordar las innecesarias ejecuciones ordenadas para Santiago de Liniers y Martín de Álzaga) y la geografía del país se fue llenando de territorios manejados por caudillos a sangre y fuego, hasta que se hizo imprescindible el surgimiento de un gobierno como el de Juan Manuel de Rosas que restauró el orden del único modo posible, antes de que el territorio nacional terminara fraccionado.
Los acontecimientos posteriores a Caseros no fueron menos dramáticos, no ya por facciones opuestas sino por sectores en apariencia coincidentes.
La revolución del 11 de Septiembre de 1852, el gobierno de Valentín Alsina y la escisión de Buenos Aires de las 13 provincias, la rebelión de Hilario Lagos contra Alsina, la batalla de Cepeda y la de Pavón, el asesinato de Justo José deUrquiza en 1870, las revoluciones de 1890, 1893, 1905, 1930, el golpe de Estado de 1943, la revolución de 1955, y un sinfín de tristes acontecimientos que le dan razón a Ignacio Anzoátegui y su devenir "de tumbo en tumbas" como común denominador de nuestra historia.
Por su parte, el Dr. Eduardo Sánchez de Loria, abogado, licenciado en psicología, doctor en filosofía y miembro de la Academia Nacional de Historia, expresó su alegría por esta nueva edición de Mayo de 1810, de Bernardo Lozier Almazán, "figura señera entre los historiadoresargentinos", según sus propias palabras.
Ponderando la metodología, la rigurosidad y la pluralidad de la obra, el prologuista reconoció el mérito del autor en rescatar la raíz hispánica de nuestra Patria. "Sería imposible abordar nuestra historia ignorando su pasado", asegura Lozier y Sánchez de Loria lo pone de relieve.
En cuanto al contenido de la obra, el miembro de la Academia Nacional de Historia destaca la hipótesis central en la que se muestra cómo la historiografía ha buscado cercenar los orígenes hispánicos, en cuanto legado espiritual y cultural, de la historia argentina. Al respecto, mencionó que Las Indias no eran claramente colonias (como si lo fueron los territorios conquistados por otros imperios), sino que recibieron la organización de la península. La existencia de los cabildos es una muestra de ello.
No obstante, el modelo político-jurídico que tomó fuerza fue el de los EE.UU., nacido bajo las miradas liberales europeas.
En definitiva, según se infiere de los comentarios del Dr. Sánchez de Loria como del respetado Lozier Almazan, es posible encontrar realidades mejores, si se recrean instituciones y leyes justas, buscando recuperar la raíz de la América grande y unida. Esa raíz está en la hispanidad (término nacido en la Argentina en 1934 por el Pbro. Zacarías de Viscarra y Arana), ese espíritu íntimamente ligado a los usos, las costumbres, las leyes, a un modo de ser cristiano, que no se envaneció como un pueblo elegido, sino que optó por poner a Dios en medio de sus acciones para construir pueblos plenos y prósperos, en el mejor de los sentidos.
Mayo de 1810 La Argentina improvisada 1810-1860 Medio siglo de desencuentros