Bernardo Lozier Almazán brindó una interesante conferencia sobre Ex Libris en Los Ombúes
Ante una sala colmada se realizó en la noche del miércoles 23 de Abril en la quinta “Los Ombúes” [Adrián Beccar Varela 774, San Isidro] la conferencia “La misteriosa seducción de los Ex-libris” a cargo del historiador Bernardo Lozier Almazán, miembro de número del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades.
La actividad comenzó con la bienvenida de la directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal “Dr. Horacio Beccar Varela”, Arq. Marcela Fugardo, quien destacó la continuidad del historiador en sus trabajos de investigación y la valoración y afecto de la institución para con su persona.
Seguidamente, el embajador Dr. Eduardo Sadous, presidente del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, señaló que la entidad que dirige fue fundada en 1872. Por las reuniones del Instituto han pasado las figuras más importantes del coleccionismo. "Cuando lo incorporamos a Bernardo Lozier Almazán lo hicimos porque es uno de los coleccionistas de Ex libris más importantes del país".
“En los últimos años hemos publicados dos libros muy importantes: uno es la reproducción facsimilar de la obra del padre Juan Eusebio Nieremberg ‘De la diferencia entre lo temporal y eterno’ (el primer libro que se hizo en el Río de la Plata) y otro al cumplirse 200 años de la creación de la bandera (con fotografías de objetos del Gral. Belgrano que están en colecciones privadas)".
Iniciando su conferencia, Bernardo Lozier Almazán, señaló que “Quienes frecuentamos las bibliotecas públicas o privadas, al hojear los libros nos hemos sorprendido ante el hallazgo de esas pequeñas etiquetas aplicadas en el dorso de sus tapas, que nos testimonian quién es su actual propietario o quién fue su anterior poseedor”.
La locución latina ex-libris significa en buen romance “los libros de…” o si se quiere “libro perteneciente a…”, por lo que podemos considerarlo el testimonio de propiedad de un libro.
“Los coleccionistas definen a esas etiquetas como el vínculo más íntimo y más antiguo que une al libro con su propietario. Con una mirada psicológica –señaló Lozier-, yo me animaría a decir que quienes aplicamos a nuestros libros el ex-libris personal, padecemos de una inconfesada vanidad, que la manifestamos en la tan variada temática de sus ilustraciones que nos identifican, mediante elementos figurativos, alegóricos o decorativos.”
"Es así que los ex-libris son tan antiguos como los libros. Sin duda a partir de la imprenta tipográfica, inventada en 1456 por Johannes Gutenberg, que originó la rápida expansión del libro impreso, si consideramos que 50 años después de aquel revolucionario acontecimiento cultural, ya se realizaban ediciones en casi toda Europa".
"Con el advenimiento del libro impreso, también surgieron las ilustraciones grabadas en sus páginas, lo cual incrementó la demanda de los expertos grabadores, dando lugar a la aparición de grandes artistas ilustradores".
"Así fue como, a partir de aquel momento florecieron aquellos prodigiosos diseñadores de la talla de Albert Durero, el genial artista gráfico cuya fama trascendió por toda Europa, cuando en 1498 ilustró El apocalipsis, con 15 grabados que recrean la Revelación de San Juan Bautista".
"Durero también fue autor de maravillosos ex-libris, como aquel que dibujara, en 1516, para el noble alemán Hieronimus Ebner, al que se considera –aunque no todos estén de acuerdo- el más antiguo que se conoce".
"Coetáneo a Durero fue, Hans Holbein, otro alemán que fue pintor de la Corte de Enrique VIII, época en que pintó el famoso cuadro de Ana Bolena, antes –claro está– de que perdiera la cabeza por orden de su despiadado esposo".
"A no dudar, Holbein fue autor de magníficos ex-libris, entre ellos basta recordar el que le hiciera, en 1526, al polemista clérigo, Erasmo de Rotterdam".
"Así fue proliferando en los demás países de Europa el uso de los ex libris por personajes destacados de la época, como el del francés Jean Bertaud de la Tour Blanche, realizado en 1529 en Francia, o en Inglaterra el de sir Nicholas Bacon, realizado en 1574".
"Pasaron los años, hasta que en la España del siglo XVIII, Francisco de Goya, además de sus famosas obras pictóricas, que todos conocemos, también realizó algunos ex-libris para sus amigos, como el que realizara para Gaspar Melchor de Jovellanos, en 1798".
"Como sabemos, por aquellos tiempos sólo tenían acceso al libro, por su alto costo y escases, las clases privilegiadas: la monarquía, la nobleza, como así también las universidades, abadías, conventos y una creciente burguesía. Fue por ello que aquellas pequeñas obras de arte, como son los ex-libris, desde un principio estuvieron destinadas a bibliófilos pertenecientes a la aristocracia".
"Por tal motivo, los ex-libris en sus comienzos fueron heráldicos, hasta que –avanzado el siglo XVIII– comenzaron a utilizarse las figuras emblemáticas o alegóricas, representativas de sus dueños en su aspecto personal, como profesionales, sus aficiones o preferencias artísticas, culturales o espirituales".
"El gran auge que a partir del siglo XIX tuvieron los ex-libris en Europa, pronto originó el coleccionismo de estas obras de arte en miniatura".
"Así fue como el coleccionismo o el exlibrismo, como se denomina en nuestra jerga, también se instaló en América, tempranamente en los Estados Unidos y Canadá, para al fin también instalarse en nuestro país. Coleccionismo que exige a sus cultores recurrir a conocimientos de la historia, historia del arte, heráldica, genealogía, mitología, bibliografía y una buena dosis de tiempo, dedicación y paciencia monacal para llevar a cabo la investigación que requiere cada uno de los ex-libris que incorporamos a nuestras colecciones".
Seguidamente, Bernardo Lozier Almazán puso en pantalla gigante algunos ex-libris, sobre los que fue comentando detalles y curiosidades.
Así se pudieron observar el muy sencillo ex-libris del General José de San Martín, el ex-libris heráldico de François-René de Chateaubriand, escritor y político francés, el de Mariano de Foronda, II marqués de Foronda, gentilhombre de cámara del rey Alfonso XIII y muy opulento, el perteneciente a sir Woodbine Parish, primer representante diplomático británico en Buenos Aires, el ex libris de Luis Bardón, bibliófilo y propietario de la librería anticuaria más importante de España, el del Dr. MartinianoLeguizamón, quien fuera miembro del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, destacado escritor y ensayista entrerriano, el de don Enrique Larreta, miembro fundador del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, realizado por Alejandro Sirio (durante 28 años famoso ilustrador del diario La Nación), el ex-libris del Dr. Carlos Alberto Pueyrredon, distinguido abogado del foro porteño, Intendente Municipal de Buenos Aires, historiador, miembro de número y Presidente de la Academia Nacional de la Historia, miembro también del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, propietario de una biblioteca de no menos de 10.000 volúmenes que contenía 241 ejemplares del Quijote de la Mancha, editados entre los siglos XVII y XVIII, conceptuados como la mejor colección particular del mundo.
El coleccionista siguió mostrando a la interesante audiencia el ex-libris de quien fuera la más grande coleccionista argentina, María Magdalena Otamendi de Olaciregui, fundadora y presidenta de la Asociación Argentina de Ex-Libristas, prestigiosa institución que ella representó en el Primer Congreso Internacional de Ex-Libristas, celebrada en Paris en julio de 1962. Después de su muerte, su hija Inés Olaciregui de López donó su colección de 22.000 ex-libris, considerada la más grande de Sudamérica, a la Biblioteca Nacional.
También aparecieron el ex-libris del Dr. Jorge Baldomero Vicente Pereda (abogado y hacendado, miembro de número del Instituto Bonaerense de Numismática y Antiguedades. Su familia fue propietaria de uno de los palacios más suntuosos de Buenos Aires, que todos conocemos, como sede, desde 1944, de la Embajada de Brasil), el del Dr. Cosme Beccar Varela (abogado y destacado empresario, director de varias compañías comerciales. Profesor en el Colegio Nacional Domingo Faustino Sarmiento, hombre de vasta cultura y poseedor de una importante biblioteca. Hijo de Horacio Beccar Varela y María Cristina Castro Videla, los generosos donantes de la Quinta Los Ombúes), el perteneciente a Pedro Llorens (ilustre vecino de San Isidro, ex Intendente Municipal, historiador y bibliófilo, cuya bien nutrida biblioteca particular actualmente pertenece al Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro “Dr. Horacio Beccar Varela”), el ex libris del Jockey Club de Buenos Aires (que posee una de las bibliotecas privadas más importantes del país, integrada por no menos de 100.000 ejemplares), el del Círculo de Armas y el de los duques de Marlborough ( título que ostenta, desde el siglo XVIII la familia Spencer Churchill, propietarios del magnífico palacio de Blenheim, en Woodstock, localidad cercana a Londres).