El domingo 9 de Febrero hubo noche de tango y milonga en la plaza 9 de Julio [Monseñor Larumbe y Necochea, Martínez]. El intendente de San Isidro, Dr. Gustavo Posse, acompañó a los vecinos que se acercaron a bailar gratis y expresó “Está bárbaro porque la gente baila en este anfiteatro al aire libre y disfruta la orquesta. Además, esta plaza es especial porque en su centenario, dos años atrás, se la renovó por completo y quedó muy linda”, afirmó mientras observaba a los bailarines en la pista.
Este es el octavo año consecutivo que la Subsecretaría de Comunicación y Cultura organiza la milonga callejera que invita a participar a jóvenes y grandes, profesionales y amateurs. La titular del área, Eleonora Jaureguiberry, comentó que “ya es una tradición porque funciona todos los domingos del verano hasta Marzo; los que no saben bailar vienen temprano a la clase y después se arma el baile. Y para variar, cada semana se modifica algo del cronograma con parejas invitadas o una orquesta que toca en vivo”.
Las clases, que empiezan a partir de las 19:30, están a cargo de Gustavo “El Morocho” Gutiérrez y Zulma Ríos, conocidos profesores de tango de la Asociación Española de San Isidro. “Esta movida tanguera ya está instalada en el barrio y en todo zona norte, vienen bailarines internacionales y de alto nivel”, sostuvo El Morocho.
La plaza estaba repleta de bailarines y curiosos que disfrutaron del anochecer cálido. “Esta propuesta es para todos, para venir con la familia o amigos. No hay límite de edad ni de nivel. Es maravilloso que la gente se la haya apropiado y que venga todos los fines de semana”, destacó la profesora Zulma.
Durante la noche, Posse aprovechó para adelantarle a la gente que a partir de este año, la milonga callejera se va a hacer el último domingo de cada mes. “La convocatoria es buenísima por eso decidimos repetirlo durante todo el año”, añadió.
Parado alrededor de la pista, Jorge Frattín, que tiene 67 y vive en Florida, miraba a los bailarines pero no se animaba a dar el primer paso. “Esta es la cuarta vez que vengo, ya tomé algunas clases pero todavía no me atrevo a arrancar –dijo entre sonrisas-. Que el Municipio lo organice es un ejemplo porque genera un muy buen clima, ayuda a la integración social y además se aprende algo nuevo”.
En el medio del anfiteatro, Pamela Volpe, de 28 años y oriunda de Pacheco, terminó una canción y se sentó a descansar. “Estaba bailando un tanguito –comentó tímida con una enorme sonrisa-. Todavía estoy aprendiendo, a veces me pongo nerviosa y no sé qué hacer pero tengo que empezar a perder el miedo. Vine a disfrutar de esta fiesta. Me encanta porque está re lindo y porque además se hace los domingos que a veces no tengo mucho para hacer y paso un buen rato”.
Del otro lado de la pista estaba Ezequiel Gross que se acercó desde San Fernando con tres amigos. “Vine porque hace mucho que bailo y porque me gusta que se abran lugares así, donde puede venir todo el mundo, que además son gratuitos y sobre todo, que haya tango, que es muy lindo y está bastante olvidado. Además es genial ver que viene gente joven interesada por lo nacional porque tanto el tango como el folklore son bien nuestros; por eso están buenos estos programas para hacerlos resurgir”.