Con el objetivo de promover la diversidad cultural, los derechos de la mujer, la tolerancia y la difusión de ideas, la artista donó la casa donde pasaba sus veranos en familia a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

La casona, construida a fines de 1800, sufrió en 2003 un incendio y a partir de ese momento, la Unesco junto con el Municipio de San Isidro, la Asociación Amigos de Villa Ocampo y con un subsidio del gobierno nacional implementaron la puesta en valor de este Monumento Histórico Nacional. Desde que terminó la obra, más de 200.000 personas la visitaron en diversas actividades culturales como visitas guiadas, exposiciones, muestras de arte, obras teatrales y conciertos.

En el festejo, la sobrina de Victoria, Rosa Bengolea Ocampo de Zemborain, contó anécdotas de cuando era chica y visitaba la residencia en el verano. "Esta casa significa mi infancia. La pasaba muy bien por eso cada vez que vengo me calienta el corazón. Acá, la Tía Victoria me enseñó muchas cosas; por ejemplo, a recitar versos en francés o cómo observar las flores, los pájaros, el río. Nosotros, los chicos, no podíamos hacer ruido cerca de su cuarto porque siempre estaba escribiendo", recordó emocionada.

El evento también fue el último día de la exposición "La Gran Ilusión: Vida cotidiana en Villa Ocampo durante la Belle Epoque", una propuesta para recorrer la casa acompañado por artistas, músicos y actores, que recibió más de 5 mil visitantes en un mes.

El director ejecutivo del Proyecto Villa Ocampo de la Unesco, Nicolás Helft, describió cómo estaba la mansión antes de la refacción. "Festejamos esta iniciativa que revitalizó la casa porque estaba destruida. El césped media un metro, en el living había un agujero enorme por donde llovía y adentro, tirados en el piso, estaban los libros con dedicatorias increíbles. Y Villa Ocampo es muy importante no sólo por la construcción, su decoración antigua, sus colecciones de arte, los más de 12.000 libros de la biblioteca o sus jardines extraordinarios sino que además es un ícono de la cultura argentina porque Victoria proyectó nuestra cultura al mundo entero."

Caminando por los jardines, cerca de la fuente de tres niveles y rodeado de patos, Carlos Thays, que participó en el proyecto original de remodelación y que también es paisajista como su famoso bisabuelo, contó que conoció el lugar cuando todavía estaba Clara, la última ama de llaves. "El jardín era indisociable de la casa porque mucho de lo que pasó, ocurrió acá afuera; recibían visitas o incluso algunos cuentos de Victoria describen este paisaje, por eso pensamos que era muy importante arreglarlo. Este lugar es mágico porque no sólo vive del presente sino del pasado."

Para terminar la noche, además de que la entrada fue libre y gratuita, hubo torta y brindis. "Yo creo que Tía Victoria debe andar por acá, paseando y mirándonos; y debe estar encantada de todo lo que está pasando. Espero que continúe así porque realmente la misión de su vida fue dejar un lugar donde hubiera arte, belleza y cultura", concluyó su sobrina.