[2005] - Con una lucidez admirable que le permitió sumar pequeñas grajeas risueñas a su interesante relato la polifacética Virgina Carreño (93) deleitó al numeroso público reunido en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal [Av. Del Libertador 16.362, San Isidro].
La razón del encuentro fue la figura de San Roque González de la Santa Cruz, un sacerdote jesuita que, hijo de un español venido a América con Pedro de Mendoza, tuvo la creatividad, la dedicación y la convicción necesaria para dirigir las misiones utilizando -entre otras cosas- el saludable hábito del mate y la actividad artística como elementos para la organización de los naturales.
Virginia Carreño confesó que desde que se cruzó con los detalles de la vida de San Roque quedó prendida de este hombre de fe que -como otros- son modelos a imitar en nuestros días.
El encuentro contó con las palabras iniciales del director del Museo, el historiador Bernardo Lozier Almazan, quien reseñó la trayectoria de la conferenciante como escritora, guionista y como generadora de importantes obras referidas a la arquitectura.