El Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" [Adrián Beccar Varela 774, San Isidro] presentó en la noche del miércoles 12 de Mayo la conferencia del Dr. Juan Archibaldo Lanús, como parte del ciclo denominado "MAYO: el Bicentenario".
En las palabras de presentación, el historiador Bernardo Lozier Almazán, señaló que “Los argentinos estamos festejando el Bicentenario del nacimiento de la Patria Independiente, acontecimiento que ha dado motivo a todo tipo de homenajes, publicaciones y conferencias de gran jerarquía y -para ser honestos- también de las otras.”
“Este Museo, Biblioteca y Archivo Histórico ha querido contar en este Ciclo de Conferencias Conmemorativas con la palabra de una figura de gran prestigio en el ámbito de nuestra cultura nacional -dicho sea de paso- tan degradada en nuestros días, un hombre del pensamiento político, pero de la política nacional, un hombre que nos ha honrado a los argentinos en sus distintos destinos diplomáticos y funciones gubernamentales, con su talento intelectual y profundo conocimiento de la ciencia de la diplomacia. Nosotros creemos que el Bicentenario de la Patria, además de festejarlo, es un buen momento para meditarlo, para analizar el pasado y el presente, sacar conclusiones y mirar el porvenir con esperanza.”, concluyó el historiador.
Frente a una sala colmada de público –como ocurre con cada conferencia realizada en esta histórica casa-, entre el que se hallaba la directora del Museo, arquitecta MarcelaFugardo, el Dr. Lanús desgranó el último centenario argentino buscando las raíces de nuestros males, toda vez que el pronóstico sobre la Argentina por los años del comienzo del siglo XX era anunciado como inevitablemente venturoso.
“Tuvimos un comienzo turbulento, pocos hombres luchando contra todo, peleas y guerras permanentes y tardamos 50 años en lograr una constitución. Si no hubiera sido por la suerte que tuvimos seríamos muchos países”, señaló el diplomático.
“Si nosotros vemos toda la literatura del centenario vamos a comprender de que nuestros mayores estaban convencidos de que vivían en una tierra de promisión. Rubén Darío decía que la Argentina había pasado ‘de los malones al subterráneo, de las carretas a los rascacielos. El mismo hombre que luchó contra los caciques en el ’80 viajaba en 1913 con galera en los subterráneos de Buenos Aires’”, relató Lanús.
Recogiendo distintas fuentes y escritos de la época, el ex embajador realizó una pintura de cómo se veía a nuestro país. “El Times de Londres citaba ‘tierra prometida del hemisferio sur’, La Prensa daba grandes titulares, casi todos los autores creían que la Argentina iba a ser una gran nación. En 1914 la Argentina tenía más ferrocarriles que los EEUU por habitantes, teníamos el 6º puerto del mundo y todos los índices nos ubicaban como una potencia”.
“Sin embargo -señaló el Dr. Lanús-, si uno analiza el optimismo, el patriotismo y la confianza en el futuro, tenemos que preguntarnos por qué 100 años después esa creencia de seguridad, ese optimismo que teníamos se ha esfumado. Yo creo que los elementos que constituyen la falla de ese gran proyecto ya estaban en el siglo XIX”.
Sarmiento pensaba que el gaucho era un error, con frases muy despectivas hacia el hombre local, sobre el espacio, sobre el desierto. Para Sarmiento todo esto había que modificarlo trayendo propuestas de afuera en un fuerte transplante cultural de países que vivían según las ideas prevalecientes de la época. Esta importación cultural fue rápidamente rechazada, según se evidencia en la literatura (José Hernández, por ejemplo) y en los dichos de Lucio V. Mansilla en 1872.
Esa crítica, en 1890, se transforma en una línea política que rechaza el sistema por corrupto, cuestionando la ausencia de auténticos ciudadanos, “llegando el diario La Nación a decir en 1910 que ‘la democracia es una farsa’, aunque por otro lado el país vivía un tiempo de progreso, grandes construcciones, grandes inversiones en educación. Sin embargo hay algo que está socavando el edificio.”
Recogiendo palabras de Joaquín V. González(“Era un país en discordia permanente, no se ponen de acuerdo nunca”, en su libro “El balance del siglo”), el Dr. Lanús puso de relieve una dinámica que no cesa de repetirse en la que todo el que asume un cargo rechaza de plano la acción de su predecesor desoyendo siempre la voz de la oposición, cuando ésta existe…
En 1926, Enrique Santos Discépolo en el tango “Quevachaché” expone con claridad la posición del pueblo frente a lo que le propone la clase dirigente con sus actos de corrupción, y en 1935 con “Cambalache” refuerza la visión generalizada de que todo está desvirtuado.
“Tenemos que tener prudencia –advirtió el diplomático- cuando erigimos al centenario como la época de oro. Yo creo que la época de oro está por delante, es lo que vamos a construir. La Argentina es un largo camino de construcción que empieza en Mayo de 1810 con gran dificultad, con muchas vidas que se perdieron, con los gauchos que nos defendieron, para lograr el sueño que llevamos en el alma. Hay un sueño argentino que tiene irse cumpliendo.”
Tiempos modernos
Según señaló frente a una atenta audiencia, el Dr. Juan Archibaldo Lanús ubica en 1960 el comienzo de una caída sostenida de las perspectivas argentinas.
“En 1960 la Argentina tenía un producto bruto interno superior a Japón. En 1961 Japón nos supera.” Varios países que no tenían recursos, que pasaban hambre, en poco tiempo se destacaron dejando a nuestro país por debajo de ellos.
La Argentina padece un sistema institucional basado en la falta de legitimidad, un tema recurrente que invalida la posibilidad de sostener políticas de Estado. El primer problema de este sistema es el “hegemonismo presidencial”, hecho que ya Roca cuestionaba señalando que “el presidente se cree el dueño” del país.
El otro problema del sistema es el fraude. Fraude intelectual, con permanentes mentiras (mencionó el famoso “diario de Yrigoyen” y a cierto ministro de economía que exigió no hace mucho que el índice de inflación debía establecerse en el 3% en una reunión de gabinete).
Definiéndolo como un fenómeno contemporáneo “típicamente africano”, el Dr. Lanús, expuso cómo entiende la clase política su idea de gobierno: “El Estado es el gobierno. Y el gobierno soy yo”. De ese modo no hay instituciones, ni nombramientos por capacidad, ni debate posible.
Datos no tan sueltos
“El objetivo de la política es la justicia”, decía Santo Tomás. Y nuestro país es profundamente injusto, "hasta cruel diría yo", señaló el Dr. Lanús.
Porque los débiles, los que no tienen nada, son las víctimas del sistema. Cada vez más la Argentina está produciendo exclusión, frente a una sociedad que integraba. Hoy –de acuerdo a la estadística que se tome- estamos en un 20 o 40% de pobres y 1.000.000 de jóvenes de difícil recuperación.
Si tuviéramos que pensar en una idea de país para nosotros deberíamos considerar al mismo tiempo en Haití y Luxemburgo. Por un lado está la enorme pobreza de gente que parece no pertenecer al país y por otro lado quienes acceden a la tecnología, el conocimiento, la cultura.
Una de las deficiencias fáciles de hallar es que los cuadros políticos carecen de formación. La política ejercida por los dirigentes actuales se basa en la dominación y la codicia.
“Quien no se asume, no se redime”, dijo Lanús. “Y nosotros debemos asumirnos como lo que somos, como ciudadanos con nuestra responsabilidad colectiva, si queremos retomar ese destino de grandeza que soñaron nuestros mayores.”
Su trayectoria
El Dr. Juan Archibaldo Lanús es abogado graduado en la Universidad de Buenos Aires y doctorado en la Sorbona. Ingresó por concurso en el Servicio Exterior de la Nación. Así inició su brillante carrera diplomática que desempeñó en varias misiones ante la ONU, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de los Estados Americanos, la ONUDI, etc. etc.
Representó al país como Embajador en Francia, en dos períodos, durante los años 1994 al 2000 y 2002 al 2006, y también como Embajador ante la UNESCO, desde el 2002 al 2003.
Fue Secretario de Estado de Relaciones Exteriores en 1989.
Es autor de "La Integración Económica en América Latina. Su teoría" (1972); "El Orden Internacional y la Doctrina del Poder" (1978); "De Chapultepec al Beagle. Política Exterior Argentina 1945 - 1980" editada en 1984; "La Causa Argentina" (1988); "Aquel Apogeo" (2002).
También se ha dedicado a la docencia difundiendo su saber en la Cátedra de Economía Política en la Facultad de Derecho de la UBA, y como Profesor de Historia de las Relaciones Internacionales en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación.