Tal como fuera anunciado y como parte del ciclo de conferencias del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" [Adrián Beccar Varela 774, San Isidro] se presentó el miércoles 5 de Mayo el profesor Daniel Balmaceda para disertar con su particular estilo y habilidad para extraer anécdotas y datos poco conocidos bajo el título "Los doscientos festejos de Mayo".
Balmaceda fue relatando con ricos detalles y curiosidades los festejos de la revolución de Mayo a lo largo de los años con los naturales cambios de costumbres y situaciones políticas.
Por mencionar algunos de los años citados por Balmaceda se destaca uno de los festejos más recordados, los del año 1822 y la cantidad de actividades que se organizaban para las fiestas mayas a lo largo de varios días: "vestir" a la pirámide de Mayo, jugar al palo enjabonado, el rompecabezas (un riesgoso equilibrio sobre una vara en altura de la que más de uno cayó), bailes y corridas de toros, carreras de sortijas (en la actual Av. Leandro N. Alem).
En 1823 los festejos se vivieron con la novedad de la iluminación de la plaza con 350 lámparas a gas con las que se formó la frase "Viva la Patria". En este año se comenzó a entregar premios "a la moral y la industria", con premios especiales a las mujeres.
En 1826 comienza la larga tradición de tomar chocolate caliente. Este rito se inició en los barcos de la escuadra del almirante Brown pocas horas antes de que se produjera el Combate de Los Pozos. En este mismo año la pirámide de Mayo fue pintada de color rosa y así quedó hasta 1829.
En tiempos de Juan Manuel de Rosas los festejos no contaban con su presencia, ya que no participaba de ningún modo, ni siquiera del Te Deum. Incluso durante años se leía un discurso que él había brindado en 1839.
En 1859 las autoridades le dieron un demorado premio (una condecoración y 2.000 pesos) a José Antonio Leiva un hombre que en 1807 había subido a la torre de Santo Domingo a descolgar la bandera británica. Leiva se resbaló y cayó aunque la enseña descolgada le sirvió de curioso paracaídas y si bien quedó herido, salvó su vida.
Diez años después, en 1869, un globo aerostático fue la atracción de los festejos pero un fuerte viento lo proyectó hacia el río y al chocar con unos barcos explotó. Hubo muertos y heridos aunque el tripulante logró salvarse.
Charles Blondin, un increíble equilibrista que varias veces cruzó las cataratas del Niágara, fue lo que asombró a los porteños con las fiestas mayas de 1874. En ese año cruzó la recova y finalmente se quedó en Buenos Aires donde instaló un circo que funcionó durante unos años.
En 1883 se derriba la recova y ese año la fiesta ocupó la plaza completa durante el gobierno de Torcuato de Alvear.
En el 1900 los diarios La Nacion y La Prensa se unen -curiosamente- en su preocupación, porque los jóvenes no asisten a las plazas para cantar el himno como había sido durante años.
Tres años después -en 1903-el director de alumbrado de Buenos Aires era Jorge Newbery y decidió hacer construir una gran jaula para enmarcar la pirámide de Mayo con vistas a los festejos. Posteriormente Clemente Onelli, director del Jardín Zoológico, le pidió esa jaula para ubicar dentro a los cóndores de ese paseo y aún permanece.
En 1908 renació el Teatro Colón luego de 18 años de obras de restauración y 4 arquitectos que, por diferentes razones, murieron estando a cargo.
La noche del 25 de Mayo de ese año fue escandalosa: Los principales cantantes que debían interpretar "Aída" no querían actuar por el mito de que si participaban de una inauguración sus carreras se verían amenazadas, hubo serios problemas con el tránsito y largas colas por las entradas que se habían puesto en venta esa mañana.
Con el marco de los fiestas mayas de 1910, el 24 de mayo se realizó la primera maratón de nuestro país con la participación de 8 competidores. Ganó Dorando Pietri, un italiano que había protagonizado una emocionante carrera en los juegos olímpicos de 1908 en Londres, que no ganó pero que muchos recuerdan.
El 25 de Mayo de 1910 nacieron en Buenos Aires 137 varones y 97 mujeres, entre ellos: Mario Argentino Copello, Argentino José Girardosi, Centenario Argentino Vicente Amarante, Antonia Centenaria Villano y Centenaria Argentina Quiroga...
En 1916 luego de una comida servida para 150 invitados en el Plaza Hotel el cónsul británico Reginald Tower dejó inaugurada la Torre de los Ingleses, un obsequio de la comunidad británica por las celebraciones patrias el 24 de Mayo junto al presidente Victorino de la Plaza.
José Manuel Moneta fue en 1923 el encargado de celebrar por primera vez en la Antártida el aniversario de la revolución de Mayo. Él fue quien, junto a un grupo de iintrépidos alemanes, con una temperatura bajísima, disparó 5 veces un fusil Mauser frente a la enseña patria.
Para el 25 de Mayo de 1936 el intendente porteño De Vedia encargó la construcción del obelisco al arquitecto Alberto Prebisch con la condición de llegar a tiempo con los festejos. El arquitecto no sólo cumplió en cometido sino que, además, su obra perdura, a pesar de la desconfianza de los vecinos de Buenos Aires de esos años.
Durante los festejos del sesquicentenario en 1960 fueron 68 representantes extrajeros se hicieron presentes para participar de los actos centrales. Fue el presidente Frondizi quien debió invertir no más de un minuto para saludar a cada uno. Uno de los hechos ocurridos en torno a esos festejos fue la secreta detención de Adolf Eichman por parte de un comando israelí que aprovechó el momento de gran tránsito extrajero. Eichman sería enjuiciado por crímenes cometidos durante la segunda guerra mundial.
En 1973, año en el que el prestigioso Juan Manuel Fangio corrió su última carrera (la carrera del recuerdo) asumió, el 25 de Mayo el primer dentista como presidente: Alberto J. Cámpora. Este efímero primer mandatario (gobernó apenas 2 meses) se ocupó de firmar los decretos de indultos -como hiciera muchos años atrás- para abrir las puertas de la cárcel de Devoto.
Finalmente, señaló Balmaceda, en 2003, el 25 de Mayo Nestor Kirchner recibe de manos de Eduardo Duhalde el bastón presidencial y se pone a jugar con él. Y a algunos le resultó gracioso que lo hiciera...
Daniel Balmaceda es periodista, editor y columnista de historia argentina en medios gráficos y radiales. Su pasión por la historia -sobre todo privada- y su afilada pluma se testimonian en sus ya numerosas y premiadas obras.