Ante una sala desbordante de público de vecinos, entre el que se encontraban varios sacerdotes -como el obispo emérito Emilio Bianchi di Cárcano-, la Dra. María Fernanda Nuevo, esposa del intendente de San Isidro, y dos sobrinas del padre Agustín Allievi llegadas especialmente de España, fue presentado el miércoles 7 de Abril el libro "Honor mancillado. La pasión del cura Allievi", escrito por el presbítero Pedro Oeyen, párroco de la Catedral de San Isidro.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la directora del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela", arquitecta Marcela Fugardo, quien señaló su agrado por la llegada de este nuevo libro "un verdadero homenaje y un justo tributo, que trasciende los límites de una investigación histórica", además de ubicar esta presentación en la línea elegida por la institución para promover el conocimiento y la valoración de hechos y personas de nuestro pasado.
Seguidamente el historiador Bernardo Lozier Almazán se ocupó de presentar al padre Oeyen, reseñando su trayectoria como sacerdote, como autor e investigador.
Seguidamente el historiador Bernardo Lozier Almazán se ocupó de presentar al padre Oeyen, reseñando su trayectoria como sacerdote, como autor e investigador.
"Lo podemos considerar un auténtico sanisidrense", dijo Lozier sobre Oeyen, a pesar de haber nacido en Buenos Aires. Hizo su bachillerato en el colegio "Carmen Arriola de Marín" e inmediatamente ingresó el seminario diocesano de San Isidro. Sus estudios académicos los realizó en la facultad de teología de la UCA y del Salvador, egresando con la licenciatura de teología, además de formarse en Chile e Italia.
Oeyen se ordenó hace 44 años en San Isidro, fue párroco en Nuestra Señora de Lourdes y de Santo Domingo de Guzmán y, desde 1994, en la Catedral de San Isidro. Tuvo infinidad de cargos en el obispado local y fue el iniciador de la catequesis familiar, motivo por el cual mucha gente lo conoce.
Es autor de muchos libros, entre los que es posible mencionar, "Creciendo en la fe con nuestro hijo", "Conociendo la Biblia en familia", "Revisando nuestra vida con el Evangelio", "Macumba y brujería", "La catedral de San Isidro", "El bautismo de San Isidro" y "La hermandad de las ánimas en San Isidro".
El libro presentado en esta ocasión -editado por el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal- incluye, además de la historia central, muchos datos referidos al San Isidro de antaño, que nutren y permiten comprender aún más los hechos relatados sobre el cura Allievi. Sumó además detalles no difundidos hasta el momento sobre la vida de la parroquia de San Isidro, como que contó entre sus párrocos con uno que fue asesinado -como tantos- por su condición de sacerdote a manos de los republicanos españoles en la guerra civil, que el primer obispo ordenado aquí fue el cardenal Copello, que la primera ordenación sacedotal fue cuando Allievi era párroco.
El cura Allievi es una figura conocida por muchos, aunque es más conocido su sucesor en la parroquia de San Isidro, el padre Menini, pero los 21 años que estuvo a cargo fueron de un intenso trabajo en su afán pastoral.
El padre Agustín Allievi -destacó Oeyen- gastó mucho dinero personal en la compra de terrenos para la construcción de iglesias. Una vez adquiridos los predios, organizaba comisiones de vecinos para la edificación del templo. Fruto de estas acciones son la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes (Beccar), de Santa Teresita (Martínez), de Nuestra Señora de Luján (en Villa Adelina).
Había nacido en Italia, en un pueblo llamado Seveso, 25 km al norte de Milán, en una familia integrada por Natalio Allievi y Aldina Rosa Radice y otros 5 hermanos. Cuando él contaba con 9 años vinieron a la Argentina y se instalaron en Rojas, provincia de Buenos Aires.
Entró a los 20 años al seminario, algo mayor para lo habitual. Fué vicario en Lobos, donde estuvo 9 años, y luego fue párroco durante 3 años en 25 de Mayo, un sitio de avanzada en la lucha con los indios y sus malones.
Llegó a San Isidro cuando se estaba inaugurando el colegio Marín cuando era parroquial y la parroquia costeaba los sueldos docentes para que educaran a los niños pobres. A Allievi le tocó ser el presidente de la comisión administradora del colegio desde 1912 hasta 1946, por lo que trabajó codo a codo con Plácido Marín en la construcción el espléndido colegio -inaugurado por el presidente de la Nación- y considerado en ese momento "el mejor del país". Otro colegio que le debe su dedicación es el "Juan Segundo Fernández" en un predio donado con ese fin, en la Av. Márquez.
Allievi organizó un grupo parroquial para sumarse a la Acción Católica -de reciente formación- y hasta compró una casa para que esta agrupación tuviera una sede en San Isidro. Preocupado por la exhibición de películas inmorales instaló el cine "Acassuso", que durante muchos años funcionó frente a la manzana municipal, por sólo mencionar algunos de los hechos que lo muestran como un hombre dedicado a su comunidad, que no medía en esfuerzos y dedicación por su crecimiento espiritual y social.
El tema central del libro de Oeyen refiere con abundancia de detalles a una sanción sorpresiva que recibió el cura Allievi de parte de monseñor Alberti sin ninguna explicación sobre la razón exacta de su falta.
Allievi aceptó la inesperada sanción, pero apeló la misma. Y del mismo modo que él no se quedó quieto, tampoco lo hizo la comunidad: en 10 días se juntaron 3.000 firmas para defenderlo. Valga mencionar que por aquel entonces había 27.000 habitantes en San Isidro.
"Creo que esto fue lo importante para destacar: tanto un cura que se defendía de una calumnia como una comunidad que se movilizó en su defensa. En estos momentos los curas estamos en la tapa de los diarios -dijo el padre Oeyen- no precisamente por cosas buenas que se hayan hecho. Es un dolor enorme por las víctimas y por saber que hay sacerdotes que hicieron estas cosas. Pero también es cierto que 'a rio revuelto ganancia de pescadores' y que caen calumnias sobre sacerdotes que no hicieron nada malo. Me pareció que valía la pena hacer este libro en coincidencia con lo que dice el Papa -que declaró un año sacerdotal- que pide mirar sobre sacerdotes ejemplares. Este hombre -Allievi- merece ser destacado."
Este nuevo libro de Oeyen pone luz sobre hechos que, tal vez, muchos ignoren que sucedieron, pero que vale publicar para aquellos que pudieron tener una mirada equivocada sobre Allievi. Y vale, además, adentrarse en sus páginas para admirarse de hombres y mujeres de fe, integrantes de una comunidad activa que supieron tener a Dios como centro de sus vidas y no bajar los brazos en la defensa de la verdad.