[2006] - Marcela Barros es profesora de sordos y realiza desde hace años una tarea que le otorga calidad de vida a personas con dificultades auditivas. Nos permitimos mirar por encima de su hombro al final de un día de trabajo. Y nos encontramos con esto:
Hoy terminé mi largo día de trabajo con una experiencia enriquecedora y pensando como siempre: Unidos podemos. Hoy presenté una joven gestual de 24 años llamada Eugenia con una adolescente oralizada de 13 años llamada Renata. Renata tiene un implante coclear hace 4 años y su lenguaje oral es muy rico. Concurre a escuela común. Eugenia usa audifono hace un año y realiza rehabilitación auditiva y de lenguaje hace 1 año. Ella tiene trabajos temporarios. Eugenia tiene una hija oyente de 3 años. Éste es su motor para aprender a hablar. Digamos que empezó a escuchar a los 23 años y también aprendió a hablar oralmente a esa edad. Nunca es tarde. Mientras haya deseo hay evolución. Eugenia es sorda profunda, entonces en el trabajo auditivo no hay mucho avance. Llegamos a Percepción Suprasegmental y hace lectura labial, la cual debió aprender. Su voz no es agradable. Ya arma frases simples. Fueron muchos años, toda una vida sin escuchar. Renata y Eugenia compartieron una sesión de trabajo. A ambas les enseñé el vocabulario referido al arreglo personal: maquillaje, peluquería y manicuría. Era hermoso ver cómo Eugenia le enseñaba las señas a Renata y Renata le daba la palabra adecuada. Renata escribía cada palabra y se la separaba en sílabas para que Eugenia pueda leer mejor. Al rato empezaron a comunicarse entre palabras y señas. Renata estaba contenta por 2 razones: de poder enseñar a hablar a otra persona sorda y la otra ,aprender las señas para poder comunicarse con los sordos no oralizados. Renata con sus 13 años, se fue de la sesión diciendo: Las dos somos sordas y tenemos que ayudarnos.