La Semana Mundial de la Lactancia Materna –que se lleva a cabo en los primeros siete días de Agosto- brinda la oportunidad para crear conciencia sobre la importancia que la lactancia materna tiene para todas las mujeres, los niños, sus familias y comunidades.
Las evidencias científicas revelan que si todas las mujeres iniciaran la lactancia materna durante la primera hora de vida de sus bebés, podría prevenirse 1.000.000 de muertes neonatales.
Poner al bebé al pecho desde la primera hora de nacido puede asegurarle una mejor calidad de vida. El parto interrumpe bruscamente un vínculo corporal muy estrecho y el contacto físico entre la mamá y el bebé durante la primera hora es la mejor manera de restablecerlo.
Este contacto desde la primera hora es, tanto para la mamá como para el bebé, una experiencia de reconocimiento mutuo, única e irrepetible, un momento significativo, valioso y fundante del vínculo afectivo. Lo que pasa en esos instantes tiene una influencia positiva cuyos efectos se extienden durante toda la vida.
Las mujeres necesitan una mínima ayuda y apoyo en el momento del nacimiento para iniciar el proceso de lactancia materna, como así también de una política hospitalaria que permitan mantener al bebé y a la madre juntos después del parto; aún las madres que sufren una operación cesárea pueden amamantar dentro de la primera hora, si recibieron anestesia regional deben contar con la ayuda de un trabajador de salud o bien una persona de su entorno, que la hubiera acompañado en la sala de partos, para acomodar y sostener al bebe durante la mamada.
Otra manera de ayudar a las mamás en el inicio de la lactancia es evitando dar leches de formulas, no prescriptas por razones medicas fundadas, chupetes y tetinas, estos últimos logran crear confusión en la succión del recién nacido dando comienzo a inconvenientes en la prendida al pecho, rechazo del mismo, baja producción de leche materna, grietas, etc.
El inicio oportuno de la lactancia materna es beneficioso para los bebes y las madres porque:
1. El calostro provee al bebe el alimento, en los primeros días unas pocas gotas son suficientes ofreciéndole el pecho en forma continua, a libre demanda del bebe, se sugieren mamadas cortas y frecuentes los primeros días, con el calostro recibe su primera inmunización.
2. Ayuda a la producción de más leche para la siguiente puesta al pecho
3. Favorece la expulsión de la placenta y previene hemorragias post parto en la mujer
4. Proporciona el contacto piel con piel y el calor que muchos bebes necesitan, particularmente los bebes prematuros y los de bajo peso
5. Los bebes que son amamantados temprana, frecuentemente y a demanda, aumentan mejor de peso, sus madres producen mas leche y la duración de la lactancia se prolonga
6. El contacto madre-hijo inmediatamente después del parto, facilita la puesta al pecho y disminuye la morbilidad neonatal
¿Cuáles son las diferencias entre la leche materna y la leche de vaca?
La diferencia entre la leche de vaca y la humana radica en que la leche de vaca contiene más proteínas; caseínas y beta-lactoglobulina. Esta última proteína es un potente alergeno (sustancia capaz de producir una reacción alérgica) para los bebés. Además, presenta una gran resistencia a la digestión ácida del estómago, de manera que es probable que atraviese el intestino sin ser digerida.
La leche materna contiene la mitad de proteínas, tiene menos caseínas, por lo que precipita en finos grumos en el estómago, siendo más fácil de digerir (no coagula).
En cambio, la leche de vaca forma un coágulo grande que es difícilmente atacado por los jugos gástricos. Además, la leche de mujer contiene otras sustancias proteicas que favorecen la digestión y absorción de las grasas y que tienen acción bactericida.
En la leche materna el principal hidrato de carbono es la lactosa, presente en mayor cantidad que en la leche de vaca. Este azúcar es transformado en ácido láctico por la flora intestinal, lo que favorece la absorción de calcio, hierro, fósforo y otros minerales. Su concentración no varía a pesar de las modificaciones dietéticas y las condiciones nutricionales de la madre.
El resto de azucares de la leche materna (oligosacáridos) favorecen el crecimiento de Lactobacillus bifidus, bacterias que generan un medio intestinal adecuado que inhibe el crecimiento de determinados microorganismos patógenos.
Son la principal fuente energética de la leche materna. El contenido en lípidos de la leche materna varía de una mujer a otra, de una toma a otra, siendo más rico al final de la mañana y al inicio de la tarde, dentro de la misma toma (contiene 4 veces más de lípidos al final de la toma) y aumenta a lo largo de la lactancia.
En general, la leche materna es más rica en grasas que la de vaca, y más abundante en ácidos grasos insaturados, los cuales ejercen un papel importante en el desarrollo del sistema nervioso. Por otro lado, la leche materna contiene más colesterol que la de vaca, lo que se traduce en una menor síntesis endógena de colesterol.
La leche materna contiene las vitaminas en la concentración adecuada para los bebés. Una salvedad es la vitamina D, que debe administrarse como suplemento de modo sistemático para favorecer la absorción y fijación del calcio.
La leche materna es tres veces menos rica en minerales que la leche de vaca, en especial en sodio, lo cual impide una sobrecarga renal en el lactante. El contenido en calcio y en hierro es menor, pero su absorción es mejor o más eficaz. No obstante, el hierro también debe administrarse en forma de suplementos, para cubrir satisfactoriamente las necesidades del lactante de este mineral esencial.
La leche de mujer tiene lisozimas y factores de crecimiento que favorecen el equilibrio de la flora intestinal, además le transfiere inmunoglobulinas que le proporcionan protección inmunológica.
Conclusión: La leche materna es la mejor alimentación para un bebé hasta los 2 años de vida y debe ser el único alimento hasta los 6 meses.