En junio de 2005, como consecuencia de numerosos antecedentes que demostraban el uso inadecuado de estas bebidas, la ANMAT emitió la disposición Nº 3634 y modificó el límite máximo de cafeína que podían contener, cambiando de 35 mg/100 ml a 20 mg/100 ml.

Además de lo referido a la cafeína, la disposición de ANMAT establece las cantidades máximas de otros componentes de estas bebidas:

• TAURINA: 400 mg/100ml
• GLUCURONOLACTONA: 250 mg/100ml
• INOSITOL: 20 mg/100 ml

Otro cambio fue la obligación de incluir en los rótulos las leyendas

• “El consumo con alcohol es nocivo para la salud”
• “Consulte a su médico antes de consumirlo”
• “No utilizar en caso de embarazo, lactancia ni en niños”
• “Mantener fuera del alcance de los niños”
• “Este producto no debe ser utilizado por diabéticos”
• “Contiene cafeína”
• “Personas de edad o con enfermedades deberán consultar con su médico antes de consumir este producto”.

Este tipo de bebidas no se aprobó para ser usada en combinación con bebidas alcohólicas, pero es así como las consumen muchos provocando un altísimo riesgo: mientas el alcohol es un fuerte depresor del sistema nervioso, la cafeína (y el guaraná, sin lo tuviera) estimulan al organismo exponiéndolo a un episodio cardiovascular.

Estas bebidas no restablecen los líquidos del cuerpo porque tienen efectos diuréticos, lo que facilita la deshidratación, y la mezcla con bebidas alcohólicas puede llegar a ser mortal, ya que ataca de manera directa al hígado.

Además, no se deben ingerir estas bebidas después de hacer ejercicio físico intenso, ya que aceleran el ritmo cardíaco y podrían provocar un infarto.

Por su alto contenido de compuestos que diluyen la sangre, su consumo excesivo puede provocar una hemorragia cerebral, algo que afirma un estudio realizado por la Sociedad Española de Cardiología. Las personas con problemas cardiovasculares, embarazo, síndrome de fatiga crónica, sensibilidad de cafeína y trastorno de la coagulación de la sangre DEBEN EVITARLAS POR COMPLETO.

La taquicardia, las palpitaciones o el aumento de la presión arterial también pueden ser consecuencias de tomar bebidas energizantes.

Tomar todos los días una lata de estas bebidas incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades nerviosas irreversibles. También pueden provocar insomnio, nerviosismo o falta de coordinación motora.

El sitio web de Red Bull consigna que una lata de 250 ml de Red Bull Energy Drink contiene 80 mg de cafeína. Eso significa que tiene 32mg por cada 100ml, superando el límite que establece la autoridad en la Argentina. En el caso de Speed, la concentración de cafeína enla variante más común es igual.

Por su parte, la bebida Monster Energy Drink (producto de Coca Cola Company) en una lata de 473 ml tiene más de 120 mg de cafeína (un poco por debajo de lo permitido), pero tiene el doble de taurina (800 mg).

A los adultos se les recomienda no beber más de 400 miligramos de cafeína al día y los pediatras recomiendan que los menores de 12 a 18 años eviten el café, pero si lo hacen que no consuman más de 100 miligramos de cafeína al día. Los niños menores de 12 años deben evitar por completo el consumo de cafeína.

Los fabricantes austríacos de Speed le pusieron ese nombre a su "suplemento dietario" que es el mismo de una peligrosa droga: la metanfetamina, más potente y más fácil de producir que la anfetamina, conocida como una de las más adictivas, que elimina la sensación de fatiga y levanta el estado de ánimo.

Desde su aparición en el mercado, el consumo de bebidas energizantes está relacionado con la noche, los jóvenes y el alcohol. Pero, la tendencia cambió y son ingeridas durante el día y a partir de los 12 años.

Estas bebidas se comercializan con el argumento de reducir el cansancio y mejorar la concentración, además de aumentar la energía. Cada lata contiene, en promedio, una cantidad similar de cafeína que un café expreso de 60 miligramos; además de otros principios activos, como guaraná y taurina (estimulantes) y azúcar.

A pesar de la disposición de la ANMAT, las marcas que más se comercializan en la Argentina tienen 32 miligramos de cafeína cada 100 mililitros.

El consumo de bebidas “energéticas” se asocia con arritmias cardíacas, incluyendo taquicardia supraventricular, fibrilación auricular, taquicardia ventricular y fibrilación ventricular, lo que favorece la posibilidad de la muerte súbita.

Casi nadie hace una consulta con el médico antes de tomar una lata de estos estimulantes, mucho menos si es adolescente o joven.

El marketing de las empresas fabricantes, los entornos de consumidores y la peligrosa invitación a tener energía suficiente para empezar el día, para estar bailando o divirtiéndose toda la noche, trabajando a pesar del cansancio, estudiando por exámenes que se avecinan, hace que muchos consuman estas bebidas.

Difícil no considerar a íntima relación que tienen estos productos comerciales con el consumo de drogas (legales o ilegales): son una receta “mágica” para estar “arriba”, para estar dispuesto, para cumplir. Estos preparados no sólo son una bebida, sino también un mensaje: Es posible estar activo, despierto, alegre, metiéndose en el cuerpo una sustancia. Sin dudas una invitación a recurrir al alcohol o a tóxicos... para estar bien.

La ignorancia individual y la de los padres en especial en lo referido a los componentes de estos productos de laboratorio y sus riegos, son parte del crecimiento en el consumo.




(1) La taurina es un compuesto orgánico que interviene en la formación de la bilis y en otras muchas funciones. Su exceso incrementa la cantidad de ácido úrico y causa artritis. Su nombre deriva del latín taurus (que significa toro), porque fue aislada por primera vez de la bilis del toro en 1827 por los científicos alemanes Friedrich Tiedemann y Leopold Gmelin. En las bebidas energéticas la taurina no es natural sino elaborada artificialmente.

(2) La glucuronolactona es un carbohidrato derivado de la glucosa que sobreestimula la concentración de quien lo consume.

(3) El inositol forma parte de la familia de los polialcoholes y en las dosis apropiadas su uso terapéutico se orientaría hacia el tratamiento de personas con depresión, trastorno de pánico y bulimia, entre otros.