Las diminutas gotas que salen de cualquier boca al hablar incluso en voz baja, se proyectan a mayor distancia y en mayor cantidad cuando se estornuda. Ese es uno de los caminos para contagiar distintas enfermedades, desde un resfrío hasta la tuberculosis.
Carl Flügge, un científico nacido en Hannover en 1847, que fue profesor de la Universidad de Berlín era conocido por defender la higiene como una disciplina médica independiente. A él se debe , y es recordado por su investigación acerca de la transmisión de enfermedades infecciosas como la malaria, la tuberculosis y el cólera.
En la década de 1890 demostró que se expelen gotas diminutas al hablar, toser, estornudar (desde ese momento conocidas como gotas Flügge) que se esparcen en el aire pueden transportar gérmenes y favorecer el contagio de la tuberculosis, por ejemplo.
Este hallazgo fue fundamental para que Jan Mikulicz-Radecki (1850-1905) promocionara el uso quirúrgico de máscaras de gasa en 1897.
Las gotitas de Flügge miden de 0.5 a 10 mm, y pueden permanecer hasta 30 minutos en el aire en suspensión, lo cual les permite ingresar hasta la vía aérea pequeña y sacos alveolares, donde tienen contacto con los macrófagos. En la tuberculosis se le llama unidad bacilar a una gota de Flügge que contiene de uno a tres bacilos tuberculosos.
Carl Flügge falleció el 10 de Diciembre de 1923.