Mientras muchas personas piensan que quienes padecen esta enfermedad no pueden comer panificados o pastas, en realidad es mucho más que eso: los celíacos tienen grandes limitaciones con muchos alimentos, ya que el gluten (que provoca infinidad de complicaciones) está presente en casi todos los alimentos procesados y envasados, ya que se lo encuentra en colorantes, espesantes, aglutinantes, etc.
El gluten está en los cereales TACC: Trigo, Avena, Cebada y Centeno, y la proteína tóxica (para el celíaco) es diferente en cada cereal.
La enfermedad celíaca consiste en una intolerancia permanente a la gliadina y a otras proteínas afines, que produce una atrofia severa de las vellosidades intestinales en individuos con una predisposición genética a padecerla.
Las características clínicas de la enfermedad celíaca difieren considerablenente en función de la edad de presentación. Los síntomas intestinales y el retraso del crecimiento son comunes en todos aquellos niños que hayan sido diagnosticados dentro de los primeros años de su vida.
El desarrollo de la enfermedad en momentos posteriores de la infancia viene marcado por la aparición de síntomas extraintestinales. Entre estos, destacan la talla baja, el retraso del desarrollo y la pubertad, la anemia ferropénica, la hipoplasia del esmalte, la osteopenia, las calcificaciones occipitales bilaterales, artritis, etc., todos ellos relacionados con la presencia del gluten en la dieta.
La enfermedad celíaca puede mantenerse clínicamente silente e incluso en situación de latencia con mucosa intestinal inicialmente normal consumiendo gluten en algunos sujetos genéticamente predispuestos.
Es conocido desde hace muchos años que la enfermedad celíaca puede asociarse a otras enfermedades de base autoinmune, sobre todo la diabetes mellitus tipo 1, el déficit selectivo de IgA, tiroiditis y hepatitis autoinmunes, etc.
Por tanto, una dieta estricta sin gluten constituye la piedra angular del tratamiento de la enfermedad celíaca y debe ser recomendada durante toda la vida, tanto a los enfermos sintomáticos como a los asintomáticos.