Comer menos cantidad y aumentar los alimentos frescos: una receta frente a las altas temperaturas
Suele decirse, con razón, que nos solemos tentar con alimentos que, por nuestra ubicación en el planeta o por imposiciones comerciales o culturales, conspiran con la salud o al menos son inadecuados.
En general se ve en lugares bien identificables (patios de comidas en lugares de propuestas diversas) a personas de distinta edad -aunque hay muchos jóvenes y niños- con exceso de peso. Es fácil imaginarlos alimentarse con comidas abundantes en grasas, harinas y azúcares que, junto a una vida de poca actividad física termina poniéndolos en riesgo.
Los cambios de hábitos en general no son fáciles, pero son posibles. Sea por indicación médica, sea por ser portador de un cuerpo al que casi toda la ropa le queda mal o sea por convicción, el camino de menor cantidad y mejor calidad de comida se puede hacer lento y no se tarda mucho en ver los resultados.
En verano pasan casi naturalmente dos cosas: por un lado el tiempo más libre, las vacaciones y los encuentros con amigos empujan a consumir fiambres y snacks, y por otro lado muchos descubren lo placentero de consumir ensaladas.
Los embutidos y todo lo que suele integrar una picada puede no ser algo malo... si es ocasional y en la dosis apropiada. Y las ensaladas deberían acompañarnos todo el año (se dice que si las 3/4 partes de cada comida tiene verduras estamos por buen camino).
Pensando en una alimentación saludable en verano es posible sugerir:
Asegurar una correcta hidratación a través de agua, jugos, batidos o triturados de hortalizas.
Elegir los helados de frutas y de agua preferentemente. Las cremas tienen más grasa.
Consumir alimentos de fácil digestión como cereales (pasta, arroz, etc.), verduras y frutas, cocinados con preparaciones rápidas, sencillas y con poca grasa.
Evitar los alimentos fritos.
Recurrir toda vez que podamos a las frutas cada vez que se tenga ganas de comer algo dulce. Se digieren más fácil, aportan líquido y ayudan a combatir kilos de más.
Hacer ejercicio de forma moderada como caminar a buen ritmo, nadar, bailar o hacer deportes de equipo fuera de las horas intensas de sol.
Consumir frutas y verduras de estación (son más baratas además) y reducir la cantidad de carne vacuna incorporando pescados.
No excederse con el alcohol, ya que es un aportante de calorías que fácilmente se transforma en sobrepeso, además de otros problemas que causa.