Luego de que la compañía suiza alimentaria más grande del mundo reconociera en un documento interno que más del 60% de los productos que vende no son saludables, todos deberían reconsiderar qué consumen a diario para evitar daños a su salud.
Según el diario El País de España, Nestlé admitió que sus productos no cumplen con los criterios necesarios para ser saludables y que algunas de las categorías de bebidas y alimentos que produce "nunca serán saludables por mucho que se renueven".
La información, enviada a los directivos de la empresa a principios de año, también fue publicada el lunes 1 de Junio por el Financial Times del Reino Unido.
El análisis evalúa la mitad de los productos de Nestlé, dejando fuera los de nutrición infantil, comida para animales, café y nutrición médica. El documento reconoce que solo el 37% de los alimentos y bebidas de la marca logran una calificación superior a 3,5 según el sistema de calificación que otorga a los alimentos más saludables 5 estrellas.
El 63% de los alimentos evaluados no alcanzan el nivel saludable, como tampoco lo hacen el 96% de las bebidas -sin contar el café- y el 99% de los productos de confitería y helados.
Esto se da en la misma semana en la que el gobierno argentino quiere darle media sanción de Diputados a la ley de etiquetado frontal, una norma que existe en Chile, Perú, México y Uruguay, donde se advierte de manera visible al consumidor cuando un alimento es alto en azúcar y calorías.
La norma afecta a varias de las principales empresas del país: desde los Blaquier (dueños del ingenio azucarero Ledesma), Luis Pagani (presidente del Grupo Arcor), Roberto Urquía (Aceitera General Deheza, que elabora el jarabe de maíz se usa como endulzante) y Pérez Companc Family Group (propietaria desde 1999 de Molinos Río de la Plata).
En la Argentina el 60% de la población adulta y el 30% de los niños tiene sobrepeso. Esto se produce principalmente por el consumo de alimentos ultraprocesados y porque hay poca actividad física. Mucha gente hace deporte con alguna regularidad pero, en general, se camina mucho menos (el confinamiento por el coronavirus no trajo nada bueno en el tema) y se ingieren productos con exceso de azúcares y grasas, que en más de un 60% son los que promociona la televisión.
Mientras el consumo de frutas disminuyó en un 40% en los últimos 20 años en nuestro país, aumentó el consumo de gaseosas y de jugos en polvo, al tiempo que la Argentina es el país de la región que consume más productos ultra procesados per capita.
Martín Llaryora, intendente de la ciudad de Córdoba, se enfrentó a Arcor con una ordenanza que prohíbe la exhibición de golosinas en la línea de cajas y otras ciudades empezaron a seguir su ejemplo.
En las bebidas, los lácteos, galletitas y en los aderezos consumimos mucha azúcar porque está presente en todo tipo de alimentos. La ingesta promedio en el país de azúcares totales es de 114,3 gramos al día, más del doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Esta es la conclusión del capítulo argentino del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud en una investigación sobre 1.260 argentinos de entre 15 y 65 años.
La O.M.S. recomienda un consumo diario de 50 gramos (12 cucharaditas menos del 10% de las calorías diarias consumidas, considerando una dieta estándar de 2.000 calorías).
"Tenemos un consumo de azúcar que es el más alto de la región, para totales y añadidos", dijo Irina Kovalskys, médica pediatra nutricionista, investigadora del instituto que hizo el estudio en el país.
La población de 15 a 19 años tiene un consumo medio de 106 gramos y la población de 60 a 65, de 69 gramos. En cuanto a nivel socioeconómico, la ingesta es más alta en los sectores más bajos. En términos de azúcar añadida es la Patagonia la región que lidera el consumo.
"Hay una asociación muy clara entre el consumo excesivo de azúcar y el incremento de la obesidad en primer lugar, pero también problemas metabólicos como la diabetes y la enfermedad cardiovascular. En el crecimiento de la epidemia de obesidad en el mundo tiene más relevancia el consumo excesivo de azúcar por sobre el de grasas, como se creía antes", sostuvo Sebastián Laspiur, consultor nacional de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS/OMS Argentina.
"El consumo de azúcar está corriendo en forma oculta. No es que la gente les agrega más azúcar a las infusiones. El consumo de alimentos ultra procesados, por ejemplo, bebidas azucaradas, snacks, postrecitos y galletitas tienen una enorme cantidad de azúcar oculta. Por ejemplo, una botella de 600 ml de una bebida azucarada tradicional contiene 12 cucharadas de azúcar."
En Chile, Perú, México y Uruguay han implementado etiquetas de advertencia en el frente del envase. "Alto en" o "Exceso de", seguido de "grasas", "sodio", "azúcares", "edulcorantes" y "grasas saturadas".
La alimentación en la Argentina de los últimos años, en especial en los periodos de más crisis económica, se orienta a los productos más accesibles que son los menos saludables.
Cualquier nutricionista puede sugerir el consumo de 4 o 5 porciones de frutas y verduras, de alimentos caseros, de lácteos descremados, de carnes magras, pescado, aceites de calidad y frutas secas, pero en lo cotidiano de muchas familias que viven en la pobreza eso es un imposible.
Los cambios culturales se pueden lograr con acciones concretas y sostenidas -como el etiquetado, entre otras- pero simultáneamente se requiere la libertad de poder elegir con el dinero suficiente, los alimentos saludables que el cuerpo necesita y no sólo los que se pueden pagar.
