San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: ACADEMICAS

 
Si no se ataca el consumo de alcohol y drogas, las tragedias viales, la violencia y el embarazo adolescente no disminuirán
   
Cada año, se calcula, que 2.500.000 de personas mueren a consecuencia del consumo del alcohol.

La Argentina está segunda entre los países de América del Sur con más alto consumo anual de alcohol puro por bebedor, con 16 litros, superada sólo por Perú, con 18,4 litros.

No sólo está el problema en la ausencia de diálogo (o ejemplo) familiar sobre el tema, sino en la irresponsabilidad de comercios y en falta de controles gubernamentales.

Si se trata de estrategias para desalentar algunas formas de consumo, mayores impuestos a ciertas bebidas alcohólicas podría hacer que los jóvenes tengan problemas para acceder a ellas, pero también puede llevar a favorecer a la corrupción y a la elección de otras bebidas con menor graduación. De todos modos, aunque las estadísticas muestran un preocupante consumo entre adolescentes y jóvenes, el problema del alcohol con sus consecuencias trágicas abarca otros niveles etarios.

De acuerdo a las estadísticas el consumo excesivo de alcohol se ha casi duplicado entre los hombres y casi triplicado entre las mujeres. Eso ubica a las mujeres en la mitad del consumo nocivo de los hombres cuando antes estaba en la cuarta parte.

El consumo de alcohol produce miles de muertes en la Argentina en mal llamados "accidentes" de tránsito. Pero, además, favorece la aparición de múltiples enfermedades, incluyendo la cirrosis hepática y cáncer.


SIN CONTROL

El alcohol provoca distintos efectos que sumados a los efectos de las drogas y el sobreestímulo sexual que propone el entorno cotidiano de los jóvenes (música, pornografía, medios de comunicación, cine, etc.) se llega con facilidad a situaciones donde el autocontrol queda en un segundo plano y el "no" como expresión de dominio de impulsos, es casi un imposible.

Con el alcohol se asumen comportamientos de riesgo al conducir un vehículo, se tiene menos tolerancia a situaciones que pueden darse en la vía pública y en el hogar, se derrumban los límites inhibitorios que evitarían un abuso sexual o una relación íntima que lleve a un indeseado embarazo.

La música, sobre todo algunos ritmos y canciones, se transforma desde hace años en una peligrosa bajada de línea que busca llevar a sus consumidores a no tener límites en el disfrute. El reggaeton, valga decirlo, propone claramente que una mujer sea un objeto (dócil) de placer del hombre, ofreciendo su cuerpo generosamente para el goce de él. Todo el estímulo de cuerpos rozándose eróticamente, más el alcohol, más alguna sustancia, puede llevar fácilmente a una intimidad ocasional, sin control y con consecuencias de embarazo o, peor aún, de aborto.


POLÍTICAS DE ESTADO AUSENTES

Los Estados no ven -o no quieren ver- seriamente el alcohol y las drogas como lo que son: un problema que requiere un urgente abordaje integral por su relación con múltiples aspectos de la vida nacional.

Muertes en incidentes viales, fallas laborales, enfermedades que cargan sobre la Salud Pública, violencia doméstica, abusos y violaciones, embarazos y abortos, son consecuencias trágicas que pueden y deben ser evitadas.

El Estado -ejercido por el Poder Ejecutivo, el Legislativo y Judicial- no debe mirar para otro lado, como lo ha venido haciendo sistemáticamente, mientras el consumo de alcohol y de drogas crece y daña a la sociedad y a su futuro.

El consumo excesivo de alcohol:

  • Deteriora la calidad de vida con trastornos de conducta en lo cotidiano (el trabajo, estudio, el ambiente familiar y de pareja),
  • Genera episodios de agresividad (hacia sí o terceros) o depresión.
  • Provoca accidentes (viales, con máquinas, caseros)
  • Aumenta el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados.
  • Provoca enfermedades como la cirrosis hepática, e incrementa el riesgo de padecer cáncer de lengua, boca, esófago, mama y colon, además de provocar daño cerebral, hipertensión arterial, afecciones cardíacas, gastritis y frecuentes trastornos de la memoria.

El alcohol es una droga legal, depresora del Sistema Nervioso Central.

El alcohol es una droga de gran capacidad adictiva, cuyo abuso genera importantes problemas sociales y de salud. Sin embargo, su consumo goza de una tolerancia social muy elevada tanto entre los adultos como entre los adolescentes y jóvenes y está muy extendido en todas las edades. Es la droga más consumida en nuestro país y la que más problemas ocasiona junto con el tabaco.

GRADUACIÓN ALCOHÓLICA DE LAS BEBIDAS

Cerveza: 6 gramos
Vino: 11-18 gramos
Fernet: 45 gramos
Destiladas: 45 gramos y más

Tomado en cantidades mayores, el alcohol provoca alteraciones del comportamiento, reducción de la facultad de autocrítica, mala coordinación de los movimientos y alteración de la capacidad perceptiva.

¿CÓMO SE ELIMINA EL ALCOHOL DEL ORGANISMO?

El órgano encargado de transformar el alcohol presente en el organismo con el fin de eliminarlo es el hígado, y eso implica tiempo: el hígado metaboliza el alcohol a razón de 100 miligramos por kilo de peso corporal y hora. Un adulto de 70 Kg requiere de 2 horas para eliminar de su organismo el alcohol de dos copas de vino.

El alcohol no se elimina más rápido por el hecho de tomar café u otros estimulantes, vomitar, hacer ejercicio o refrescarse. Todo eso puede desvelar a una persona intoxicada, pero no hará que elimine antes el alcohol de su cuerpo.

LAS BEBIDAS "ENERGIZANTES"
 
Se venden en quioscos, supermercados, almacenes y boliches. Contienen minerales, aminoácidos y carbohidratos, entre otros ingredientes, no contienen alcohol. La taurina, la vitamina B6 y la cafeína, actúan como estimulantes. La cafeína es lo que más preocupa. Hay aproximadamente 35 miligramos de cafeína por cada 100 mililitros de bebida energizante.

La máxima concentración en la sangre de cafeína se alcanza entre los 30 y 45 minutos de haberla ingerido. A las tres horas ya se ha eliminado la mitad de lo que se ha absorbido y su efecto perece desaparecer. Esta rápida eliminación produce deshidratación.

El riesgo no sólo reside en su toxicidad farmacológica (combinadas con alcohol o con anfetaminas pueden afectar el sistema cardiovascular) sino en la toxicidad del estilo de vida que les están imponiendo a los adolescentes y los jóvenes.

Tomar esas bebidas en combinación con alcohol es riesgoso. Cuando se mezclan, las energizantes retardan el efecto depresor del alcohol, pero no eliminan la intoxicación. Así, los chicos terminan consumiendo más alcohol.

 
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